El Milagro del Agua
En la antigüedad católica se ofrecían rogativas solicitando del Altísimo su intervención para que lloviese. Pero ahora, como ni se cree ni se reza, se ha dejado canónicamente de levantar los ojos al cielo para solicitar ese bien tan necesario. Eso sí, no se pide porque sigue habiendo agua. Todos los días vamos al grifo y aparece como un vendaval, y todavía regamos, aunque con cuidado, y tenemos luz, incluso para iluminar las Navidades paganas de los ayuntamientos españoles. Y si nos quejamos tanto, ¿quién tiene la culpa de que esto sea así?
Si hoy, con las circunstancias que estamos viviendo, no hubiese habido una persona, una administración, un régimen, un mago, un profeta o un superdotado que teniendo 33 millones de habitantes hubiese pensado en cuando fuéramos 47 millones, como ahora mismo; si no hubiera alguien que estrujase el mapa de España con rabia para obtener hasta la mínima posibilidad de represar el agua; si no contáramos en la actualidad con 504 paredones -éstos sí que fueron de verdad- que almacenasen ese líquido precioso para beber, lavar, regar y producir luz, hasta para exportarla; si no hubiéramos tenido una presa como la de La Serena, la segunda de Europa, terminada en los años 80 pero comenzada y concebida mucho antes, como muchas otras en la Extremadura más extrema en sequía y secarral; si ese ser aúlico no hubiera interpretado que Madrid, una ciudad que iba a tener más de 4 millones de habitantes no hubiese dicho sin contemplaciones: «Aquí hay que construir 8 represas inmediatamente»; si todo esto no figurase en la realidad más palpable y evidente, hoy, no nos quepa la menor duda, la «oficial oficina europea», que es Bruselas, en vez de estar juzgando a Puigdemont estaría como una posesa buscando fórmulas para el verdadero rescate de España, que sería el de la sed, el hambre, la oscuridad y la miseria.
Hubo un ministro de la Transición, socialista, del primer gobierno de Felipe González, que ante una situación como la actual, pero en los años 80 del siglo pasado, dijo, sin ambages y sin complejos: «Señores, aquí vivimos de las rentas». Esas rentas fueron, tras la guerra, a partir de 1939, la construcción de 515 represas -aunque totales sólo se valoran 504-, planes de regadío convirtiendo el latifundio en minifundio en propiedad, agua por todas partes, especialmente para cultivar arroz en los campos de Badajoz y para trasvasarla hasta los huertos secos de Murcia, organización detallada de las Confederaciones hidrográficas, concentración parcelaria de tierras dispersas para agruparlas en producción y en recepción de agua, y una lista que nos daría para horas y horas de lectura y visualización.
Y un acertijo: ¿Qué persona, administración, régimen, mago, profeta o superdotado se inventó y ejecutó todo esto?
La pedagogía de la mentira
Comienza en la transición la necesidad y conveniencia de desmontar el régimen de Francisco Franco, tanto en su entramado filosófico político, como en el resultado de sus obras, materializado en un estado del bienestar y una nueva clase media, desconocida en la historia de España, hasta entonces. Había que establecer “un relato” acorde a los tiempos que manejaba el liberalismo europeo para España y el tipo de sociedad “domesticada” que se imponía.
Para ello tanto en la enseñanza primaria y secundaria, como en las universidades y en todos los medios de comunicación de masas, series televisivas etc. debía imponerse el antifranquismo más radical y sin fisuras. No se puede ser y que te consideren demócrata, sino te declaras antifranquista, aunque en la izquierda hubiera “demócratas” tan ejemplares como Santiago Carrillo, la Pasionaria y toda la plana mayor del totalitarismo comunista. Pero los acomplejados del tardo franquismo, UCD y PP, estaban entregando la victoria real, moral y política que Franco y su generación habían obtenido de manera lícita y heroica, a los destructores de la II Republica, causantes del caos, ruina y violencia desatada en España para imponer el comunismo, como fácilmente puede colegirse viendo lo ocurrido en la guerra civil en el llamado “bando rojo”.
Las fases de este propósito destructor de la nación española, comenzado por su historia, se inicia con los gobiernos de José María Aznar, nieto nada menos que de D. Manuel Aznar y cuya admiración por Manuel Azaña la hace patente con el reconocimiento de la Brigadas Internacionales como defensoras de la libertad y la democracia, en sesión parlamentaria de 19 de Enero de 1996, y una condena expresa del franquismo, el 21 de Noviembre de 2002. Nada puede extrañar que con esos antecedentes deslegitimadores de los herederos de Franco, se culminara con la Ley de Memoria Histórica 52/2007 de 26 de Diciembre . Ley totalitaria, cainita, hemipléjica y de deslegitimación de la democracia surgida con la Constitución de 1978, por cuanto:
1.- La Ley de la Memoria Histórica, no es una ley de reparaciones, sino de ajuste de cuentas, ya que “persecución y violencia” la padecieron en el bando vencedor, mucho antes de la guerra civil.
2.- No es admisible la limitación temporal que la Ley señala, circunscrita al 18 de Julio de 1936 y hasta 1975, pues persecución y violencia por sus ideas se padeció en España durante todo el siglo XIX y parte del XX, y muy especialmente en el periodo comprendido entre el 14 de Abril de 1931 y el 18 de Julio de 1936, con miles de asesinatos y un golpe de Estado.
3.- Si como se indica en los artículos 1, 2 y 3, se quisiera establecer el ámbito de la ley, “con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones de españoles en torno a los principios, valores y libertades constitucionales”, lo fundamental sería que no desfiguraran el pasado, que no otorgaran impunidad a la mentira y que no se comprometieran a imponer y vivir contra la verdad.
4.- Queda claro, a tenor de la Ley, que, cuando se considera, en los objetos y menciones, a la exaltación de la Guerra Civil, en estricto sentido (exaltar: elevar a alguien o algo a gran auge o dignidad), es igualmente predicable del bando perdedor de la Guerra, es decir, los monumentos y calles a Francisco Largo Caballero, Prieto, Azaña, Negrín, Carrillo, la Pasionaria y un largo etc. que no requiere de expertos historiadores, ni memorialistas.
5.- La elaboración de un catálogo de vestigios de la Guerra Civil y la Dictadura (Art. 15.3), en un periodo histórico de cuarenta y dos años (1936-1978) lo impregna todo, siendo imposible su práctica. Pues serían típicos vestigios, el tren Talgo, la Organización Nacional de Ciegos, La Seguridad Social, Los Hospitales Públicos, las Magistraturas de Trabajo, el INI, El Instituto Nacional de Colonización o los embalses, amén de los vestigios clásicos, como la industrialización, la clase media o la Monarquía. Todo habría de disolverse como la ingente multitud de obras, servicios, instituciones, edificaciones, expresiones orales y escritas, bienes de toda clase. A saber, de las 1.278 leyes actualmente vigentes, 279 (29 por ciento) las firmó en su día Francisco Franco.
6.- La invocación al espíritu de reconciliación y concordia y de respeto al pluralismo y a la defensa pacifica de todas las ideas, en el marco de la Constitución, que señala el preámbulo de la Ley, invocación tan hermosa como falsa en su práctica, pues nadie puede reconciliarse condenando y suprimiendo a uno de los bandos en la contienda, el vencedor y el que hizo posible la actual y defectuosa democracia; perfectible, pero ajena a comunismo que se pretendió implantar en 1936.
7.- La segunda invocación, la que afirma que “no es tarea del legislador implantar una determinada memoria colectiva”, tiene perfecto encaje en la Constitución actual, no así el espíritu y la praxis que se está imponiendo en España, con esa Ley, cínicamente auspiciada por unos y cobardemente asumida por otros.
8.- La tercera invocación de la Ley, no menos falsaria que las anteriores, señala que los ciudadanos tienen derecho a que los símbolos públicos sean ocasión de encuentro y no de enfrentamiento, ofensa o agravio. Por ello no podemos considerar, sino como un sarcasmo ofensivo, cuando se invoca que “La presente ley quiere contribuir a cerrar heridas todavía abiertas en los españoles”. Más bien resulta todo lo contrario y en ello están todos los que participan en esta furia memorialista. Cuando en el preámbulo, y en el artículo 3, se reitera la invocación a las condenas y sanciones impuestas por motivos de creencias religiosas, y se reduce a declarar ilegítimos los tribunales y las condenas, sin más consecuencias, cuando la persecución religiosa en la Guerra Civil y sus antecedentes están considerados como “la más sangrienta sufrida por la Iglesia desde la proclamación del cristianismo como religión oficial de Europa, quince siglos antes”, vienen a reafirmar la perversidad falsaria de la Ley y su inicuo propósito enmascarador.
Jerusalén profanada por el Sionismo
La ciudad de Jerusalén, mística y milenaria, hogar de la paz como su propio nombre indica, patrimonio de la humanidad desde 1981, alberga el espacio sagrado, la tierra santa, donde se asientan los principales iconos, que han servido de escenario simbólico y de veneración a las vivencias espirituales de las tres principales religiones monoteístas: cristianismo, islam y judaísmo, puede convertirse en el enorme cráter de un potente volcán en erupción, en la antesala del infierno, en vómitos sangre y ráfagas de fuego, en el apocalípsis donde se desaten todas las furias celestiales.
El factor desencadenante, el impacto nocivo, es la fanática y delirante obsesión, el empeño permanente, por parte del sionismo, de sembrar, siempre y en todo lugar, la discordia y el odio, tratando de convertir la Ciudad Santa en la capital del Estado de Israel, donde se concentra la semilla y el foco del poder mundialista de la denominada raza maldita, terror de la humanidad, al desafiar y conculcar las leyes internacionales y las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Para la Cristiandad Jerusalén es un lugar sagrado y de peregrinación por excelencia, al estar allí ubicados los vestigios del Santo Sepulcro, el Cenáculo, el Monte de los Olivos, la Iglesia del Padre Nuestro, la Vía Dolorosa, la Iglesia de Santa Ana, donde nació la Virgen María, el Edículo de la Ascensión… y para los musulmanes ser considerada, “Al Quds”, como la denominan en su lengua vernácula, palabra que significa “lugar sagrado”, tras las ciudades santas de Medina y La Meca, el tercer lugar en el orden de prelación del Islam, al estar allí situados, entre otros recintos sagrados, la Explanada de las Mezquitas, la imponente cúpula de la Roca, edificada a finales del siglo séptimo o la sacrosanta Mezquita de Al-Aqsa, que data del año 705. Conviene recordar que los primeros musulmanes oraban hacia Jerusalén, antes de hacerlo en dirección a La Meca
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No es difícil demostrar, históricamente, que los judíos se arrogan, con gesto demoledor, un pretendido derecho de capitalidad del Estado de Israel sobre Jerusalén, que no le corresponde en absoluto, a pesar de sus influyentes tentáculos mediáticos que controla, en régimen de monopolio y difunden sin cesar, la desinformación “erga omnes”. Basta para constatarlo un simple apunte: la ciudad de Jerusalén, en sus más de cuatro mil años de existencia, en la mayor parte de su proyección temporal, no ha guardado relación política alguna con el pueblo judío, salvo puntuales excepciones. Sus mil primeros años fueron ajenos a cualquier influencia o motivación judaica, carente por completo a todo vínculo, como queda reflejado en el libro del Génesis de la Biblia, que deja, bien a las claras, que el “padre” Abraham no guardaba relación alguna con aquella mítica ciudad y esa fue la tónica durante el periodo de los Patriarcas e incluso durante la permanencia depredadora de los israelitas en Egipto, donde el nombre de Jerusalén ni se invoca ni se cita. A su regreso a la “tierra prometida”, buscaban los israelitas, prófugos de Egipto, las tierras de Canaan, pero no se menciona, en absoluto, Jerusalén. Bien al contrario, en la época del sanguinario Josué, la ciudad de Jerusalén y sus habitantes fueron los que se opusieron a la invasión contra los judíos, siendo precisamente su Rey quien organizó una coalición de monarcas para hacer frente a los horrendos genocidios que las tribus judias perpetraban en todas sus conquistas, donde aniquilaban, de forma cruel e inmisericorde, a las poblaciones que lograban dominar con satánica saña.
La ciudad de Jerusalén sería, finalmente, conquistada por la tribu de Judá, tras la muerte de Josué, siendo saqueada e incendiada por los judíos, que no se asentaron en ella la metropoli.
Jerusalén fue, pues, capital de los judíos únicamente durante los reinados de los Reyes David, Salomón y en los inicios del reinado sucesivo de Roboan, durante un breve lapso de tiempo, considerado en términos globales. Después vendría el largo periodo del destierro de los judíos en Babilonia, alejados de Jerusalén, y tan solo fue cuatrocientos años después de la destrucción del Templo, acaecida en el año 586 por Nabucodonosor II, cuando regresaron los hebreos a la Ciudad y la volvieron a tomar por capitalidad, pero solamente durante una corta etapa de cien años, concretamente hasta la conquista de la peculiar y codiciada urbe por los centuriones romanos y la coronación del Rey Herodes.
Con la demolición del Segundo Templo, en el año 70 de la Era Cristiana, y el inicio de la diáspora judía, la ciudad dejó de estar definitivamente en manos de los israelitas para pasar, de forma sucesiva, a ser patrimonio de sus nuevos y diversos moradores: romanos , bizantinos y árabes, hasta que, en 1.099, fue conquistada para la Cristiandad, por los cruzados, convirtiéndose Jerusalén en la capital de estos monjes guerreros durante 88 años, hasta que, en 1.187, Saladino la reintegra de nuevo al control islámico.
En el trascurso de los siglos venideros, por cientos de años, la población de la Ciudad Santa y sus entornos fue mayoritariamente árabe y, en 1917, cuando fue tomada por las fuerzas británicas, se convirtió en la capital de Palestina.
El plan de partición de la histórica fortaleza espiritual, impuesto por Naciones Unidas, en 1947, escindió la ciudad de Jerusalén en dos zonas, Este y Oeste, bien delimitadas, dos “Corpus Separatum”, que se administrarían internacionalmente, aprobando la Resolución 181, en la que se hacía constar: “La ciudad de Jerusalén será constituida como Corpus Separatum bajo un régimen internacional especial y será administrada por las Naciones Unidas”.
Con ello se trataba de garantizar la protección, el libre acceso y la libertad de culto en los lugares sagrados, tanto para sus habitantes como para los extranjeros, sin ningún tipo de discriminación. Al año siguiente, en 1948, Israel tomaba, por la fuerza, la parte occidental, evacuando a la mayor parte de los residentes palestinos que allí moraban, quedando desde entonces bajo el control árabe la zona oriental. Veinte años más tarde, de nuevo, el agresor Estado de Israel, de forma unilateral y contra toda ley internacional, se anexionó, ilegalmente, la parte oriental, bajo la protección de Jordania, comenzando, desde entonces, una política de exclusión, de limpieza étnica y cultural, contra las poblaciones cristiana y musulmana, aumentando los asentamientos judíos, denegando la residencia de sus anteriores y legítimos moradores, demoliendo los hogares de sus tradicionales habitantes, restringiendo sus libertad de movimiento y, por último, levantando el conocido como “Muro de la Ignominia” alrededor de la ciudad, para separar la urbe del resto del territorio palestino, sobre el que la Corte Internacional de Justicia se pronunciaba en los siguientes términos: “La construcción del muro construido por Israel, la potencia ocupante, en el territorio palestino ocupado, incluyendo en y alrededor de Jerusalén Este y su régimen asociado, son contrarios al Derecho Internacional”, por lo que “todos los Estados están bajo la obligación de no reconocer la ilegal situación resultante de la construcción del muro y de no entregar asistencia en mantener la situación creada por tal construcción”.
La anexión de Jerusalén por Israel, por otra parte, nunca fue reconocida por el Consejo de Seguridad de la ONU, que, en su Resolución 476, de 30 de junio de 1980, sobre territorios ocupados por el Estado judío, establece: “Todas las medidas legislativas y administrativas, así como las acciones tomadas por Israel, la potencia ocupante, que buscan alterar el carácter de la Ciudad Santa de Jerusalén no tienen validez legal y constituyen una violación flagrante de la Cuarta Convención de Ginebra” y tras la promulgación de la denominada “ley básica”, ley sionista dictada por los sionistas que dispone, “Jerusalén, completa y unida, es la capital de Israel”, de nuevo se pronuncia con contundencia el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la Resolución 478, de 28 de agosto de 1980, donde se condena, una vez más, el intento de anexión de la zona Este de Jerusalén por parte de Israel, importante Resolución que reitera y estipula: “Todas las medidas legislativas y administrativas, así como las acciones tomadas por Israel, la potencia ocupante, que han alterado o intentan alterar el carácter y status de la Ciudad Santa de Jerusalén y, particularmente, la reciente “ley básica” sobre Jerusalén, son nulas e invalidas y deben ser revocadas inmediatamente”. Los judíos, con su atávico desprecio al resto de la humanidad, que ellos despectivamente califican como “goyn”, y a las Resoluciones emanadas de los organismos internacionales, han hecho caso omiso al sentimiento de los hombres de fe y a la legalidad vigente.
Los judíos actúan en este caso como cucos, astutos y ladinos, se comportan de forma taimada y habilidosa para conseguir los fines que persiguen, tratando de engañar a los demás, apropiándose de lo ajeno, masacran a quienes les descubren, y separar la urbe del resto del territorio palestino, sobre el que la Corte Internacional de Justicia se pronunciaba en los siguientes términos: “La construcción del muro construido por Israel, la potencia ocupante, en el territorio palestino ocupado, incluyendo en y alrededor de Jerusalén Este y su régimen asociado, son contrarios al Derecho Internacional”, por lo que “todos los Estados están bajo la obligación de no reconocer la ilegal situación resultante de la construcción del muro y de no entregar asistencia en mantener la situación creada por tal construcción”.
La anexión de Jerusalén por Israel, por otra parte, nunca fue reconocida por el Consejo de Seguridad de la ONU, que, en su Resolución 476, de 30 de junio de 1980, sobre territorios ocupados por el Estado judío, establece: “Todas las medidas legislativas y administrativas, así como las acciones tomadas por Israel, la potencia ocupante, que buscan alterar el carácter de la Ciudad Santa de Jerusalén no tienen validez legal y constituyen una violación flagrante de la Cuarta Convención de Ginebra” y tras la promulgación de la denominada “ley básica”, ley sionista dictada por los sionistas que dispone, “Jerusalén, completa y unida, es la capital de Israel”, de nuevo se pronuncia con contundencia el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la Resolución 478, de 28 de agosto de 1980, donde se condena, una vez más, el intento de anexión de la zona Este de Jerusalén por parte de Israel, importante Resolución que reitera y estipula: “Todas las medidas legislativas y administrativas, así como las acciones tomadas por Israel, la potencia ocupante, que han alterado o intentan alterar el carácter y status de la Ciudad Santa de Jerusalén y, particularmente, la reciente “ley básica” sobre Jerusalén, son nulas e invalidas y deben ser revocadas inmediatamente”.
Los judíos, con su atávico desprecio al resto de la humanidad, que ellos despectivamente califican como “goyn”, y a las Resoluciones emanadas de los organismos internacionales, han hecho caso omiso al sentimiento de los hombres de fe y a la legalidad vigente.
Los judíos actúan en este caso como cucos, astutos y ladinos, se comportan de forma taimada y habilidosa para conseguir los fines que persiguen, tratando de engañar a los demás, apropiándose de lo ajeno, masacran a quienes les descubren, y después se van a consolar, fingiendo un dolor, que en realidad es gozo y burla, al muro de las lamentaciones.
Después de este nuevo y reciente crimen histórico contra el orbe creyente, que se quiere perpetrar y consumar por el nefasto Estado sionista, al apoderarse y profanar, por la fuerza y contra toda razón, del territorio sagrado de gran impacto espiritual para cristianos y musulmanes, de la ciudad abierta y santa que no les pertenece en exclusiva, contraviniendo, con prepotencia, el estatus y el orden mundial sobre Jerusalén, con menosprecio y desafío a toda legalidad y legitimidad. Una voz unánime de Justicia se debe elevar ante este atropello en todo el mundo cristiano: “¡Delenda est Israel!”
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La España Africana: Las ciudades norteafricanas y el Sáhara Occidental
La presencia española en África es bastante desconocida. Desde el año 42, el norte del vecino continente formó parte del Imperio Romano, y desde el 285, la parte tingitana dependía de la diócesis Hispaniarum. Después vendrán los vándalos, quienes dieron el nombre a Andalucía, y finalmente los musulmanes, que se enseñorearon de ambas partes del estrecho. Sin embargo, siete siglos después, la decadencia islámica se materializó en un puzzle de estados que fueron sucumbiendo bajo el empuje cristiano. En 1415 Juan I de Portugal recuperaba la antigua ciudad fenicia de Ceuta. Por parte española, tras la unión de las coronas castellana y aragonesa, se liberaba en 1492 Granada, poniendo fin al poder islámico en la península. No obstante, desde los reinos norteafricanos, que dieron refugio a los musulmanes expulsos, la piratería berberisca obligó a la España renacida a seguir una política de aseguramiento de fronteras en el continente vecino. Pedro de Estupiñán iniciaba aquella política con la toma de Melilla en 1497. Será después, el cardenal Cisneros quien la prosiga bajo su regencia, y la de Fernando el Católico, con la ocupación de las plazas piratas de Mazalquivir (1505), Peñón de Vélez de la Gomera (1508), Orán (1509), Bugía (1510) y Trípoli (1510). Quien tomó parte en casi todas aquellas conquistas, fue Pedro Navarro, conde de Oliveto, natural de Navarra, al servicio de España, antes de que el viejo reino pirenaico fuese anexionado. Este hidalgo navarro, fue uno de los mayores ingenieros militares y artilleros de la historia militar española, al cual se le atribuye el éxito de la conquista de aquellos nidos fortificados de piratas.
Los acontecimientos posteriores impidieron proseguir el avance africano. Pero las correrías de los piratas berberiscos provocaron la toma del Peñón de Alhucemas en 1673. Para entonces es el nacimiento del reino de Marruecos, cuando en 1660 los alauies, actuales gobernantes marroquíes, unificaron varios de los reinos norteafricanos formando el sultanato marroquí, que ocupaba menos de la mitad del actual reino, sin el Sahara occidental. De aquellos territorios, permanecieron para España, hasta hoy, las ciudades de Ceuta y Melilla, y los dos peñones. La ciudad de Ceuta, pasó a la monarquía española en 1580, como el resto del reino luso, pero cuando se independizó de España en 1640, Ceuta se mantuvo española hasta hoy. A estos territorios metropolitanos se añadirían por razones de seguridad contra la piratería, las islas Chafarinas en 1848 y la de Alborán en 1860.
Será a inicios del siglo XX, cuando las grandes potencias europeas se repartan el continente africano, cuando el sultanato de Marruecos quedó bajo protección francesa, excepto el norte rebelde a su dominio, que fue entregado a España. Estos territorios coloniales fueron devueltos en 1956 a Marruecos cuando recobró su independencia de Francia. No así las ciudades de Ceuta y melilla, ni los peñones, ya que nunca formaron parte de Marruecos, siendo españoles siglos antes de la constitución del primer estado marroquí en 1660.
La población de las actuales ciudades autonómicas es española, siendo la religión católica la mayoritaria, con una minoría bereber de reciente incorporación. La población de ambas ciudades norteafricanas ronda en torno a las 140.000 personas. En cuanto a los peñones, la población civil era de 300 en cada islote. Sin embargo, las dificultades obligaron a su población a instalarse en Ceuta y Melilla, siendo sus habitantes, personal militar exclusivamente.
El Sáhara, el futuro de Canarias perdido
Una rápida descripción del Sahara nos permite descubrir como aquel erial, hermoso para los exploradores, y recorrido históricamente por algunas tribus nómadas de larga ascendencia árabe, podría con el tiempo convertirse en un Eldorado, gracias al trabajo de miles de españoles que pusieron su ilusión en aquel territorio. La soberanía española en aquel desierto prestó su protección a una serie de tribus nómadas que de ese modo, después de haber evitado la soberanía del sultán marroquí, no querían quedar bajo la colonial francesa. Aquel enorme territorio planteó los problemas de controlar los límites y censar una población, que por los hábitos del lugar, quedan condenados a vivir del nomadeo continuo junto a sus camellos y sus cabras. En 1950, la administración española cifraba en 13.627 personas la población del territorio, de los cuales 1.120 eran europeos. Las poblaciones más importantes eran El Aaiun con 1.291 habitantes, Villa Cisneros con 922 y Villa Bens con 2.256. Tendría que pasar el tiempo, para que en 1960 se llegase a los 23.283 habitantes. Con aquellas cifras, había un par de matrimonios anuales de españoles europeos y una veintena de nacimientos, con respecto a la población autóctona, los matrimonios eran de doscientos cincuenta y unos quinientos nacimientos. Cifras que contrastan con las posteriores del censo de 1970, único reconocido para un referéndum por la ONU, donde la población total era de 76.425 habitantes, de los cuales 16.648 eran europeos y 59.777 autóctonos. La capital El Aaiun se había transformado en una moderna ciudad de servicios con 24 mil habitantes, de los cuales la mitad eran europeos.
El milagro de aquella transformación se debía a los fosfatos y a los recursos pesqueros. España estableció una alfabetización primaria casi universal, en todos los centros sedentarios para la totalidad de la población, a pesar de la dificultad de un territorio muy extenso con parte de la población viviendo de la trashumancia de sus rebaños. Sin embargo, era cada vez mayor la sedentarización de la población autóctona y la atracción que sufrían sus familiares más allá de las fronteras oficiales, en emprender una nueva vida ofertada por España. El Sahara disponía de una biblioteca, dos cines, dos campos de fútbol, dos piscinas, cuatro parroquias, dos conventos, tres capillas y tres mezquitas. El personal religioso católico estaba compuesto en su máxima amplitud por catorce capellanes militares y una decena de misioneros oblatos. De esto últimos todavía hay una minúscula representación. Antes era una iglesia naciente con varios miles de españoles y algún nómada converso. Ahora los técnicos extranjeros son los únicos asistentes a la única parroquia que celebra la Misa en inglés. Los tiempos de una provincia que crecía y se convertía en un polo de desarrollo acabaron con su abandono en 1975. La solución hubiese sido el establecimiento de un Estado Libre Saharaui, soberano sobre su gente, pero protegido por España en sus relaciones internacionales y defensivas. Tanto Marruecos como Argelia, peones de EEUU y la antigua URSS, han jugado sus bazas con la gente de aquel lugar. De momento, para la ONU, España sigue siendo la depositaria del Sahara, por la imposibilidad de reconocer un abandono unilateral, en desacuerdo con la opinión del pueblo saharaui.
CRONOLOGÍA
Siglo XV.– Establecimiento de Santa Cruz del Mar Pequeña por pescadores canarios
1884.- Se inicia la colonización española en Río de Oro.
1934-36.- Ocupación efectiva del territorio por parte española. 1956.- Se proclama la independencia del Reino de Marruecos. 1958.- Se designa al Sahara como provincia española
1965.- La ONU pide a España la descolonización.
1973.- El Polisario ataca Tifariti y en dos días de combates mueren 100 soldados españoles.
1974.- España anuncia a la ONU la intención de celebrar un referéndum.
16-X-1975.- Hassan II anuncia la Marcha Verde después de que el Tribunal Internacional de Justicia dictaminara que no existen vínculos entre Marruecos y el Sahara.
1-XI-75.- El príncipe Juan Carlos visita El Aaiún. 6-XI-1975.- La Marcha Verde cruza la frontera. 20-XI-1975.- Muere Franco.
11-XII-1975.- Tropas marroquíes llegan a El Aaiún. Mauritania invade el sur.
28-II-1976.- El teniente coronel Valdés arría la bandera española
Y después del 21D ¿Qué?
Creo, honestamente, que no es necesario sondeo estadístico alguno para opinar, y así lo hago, que somos cientos de miles y aún varias decenas de millones de españoles, los que -apenas tres semanas antes del fatal 21 de Diciembre, designado por el Presidente Rajoy para que los separatistas catalanes apliquen en la sien de la Unidad nacional española el juego fatídico de la “ruleta rusa” electoral- nos preguntamos: “y después del 21-D, ¿qué?
Porque el 21 de Diciembre , de los votos depositados en las urnas de estas elecciones que, quiérase o no, tendrá carácter plebiscitario, puede salir cualquier disparate, pero no la solución al problema existencial de la Constitución, planteado por la Cataluña de este año 2017, como lo hiciera en 1931 y, más trágicamente, en 1934.
Pues, aunque nadie con autoridad moral y política se atreva hoy a reconocerlo públicamente, la verdad es que la raíz del verdadero problema actual en España reside en el artículo 2º de la todavía vigente Carta Magna de 1978, cuyo trigésimo noveno aniversario se conmemorará el próximo día 6), y en la nefanda aplicación que de él hicieron los sucesivos gobiernos, igual de “derechas” que de “izquierdas” o de “centro”, inhibiéndose de la progresiva deriva escisionista a que ha conducido la asunción por las autonomías de las funciones cedidas por el Estado.
Una Constitución que, por otro lado, ha sido repetidamente subvertida, como demuestran conocidas y reiteradas sentencias del Tribunal Constitucional, incluidas las más recientes que han legitimado y legalizado la aplicación del artículo 155.
Mas, volvamos al interrogante del título e intentemos una respuesta. En mi caso, creo que la contestación está implícitamente dada desde el mismo momento en que el Presidente del Gobierno convocó las elecciones del 21-D pactadas con el mediador vasco y dejó abierta, de par en par, la concurrencia como candidatos a los mismos personajes del Parlamento y el Gobierno de la Generalidad catalana, depuestos por el artículo 155 con el gozo gubernamental del señor Rajoy.
Se discute ahora sobre quiénes serán los agraciados por los comicios, si los separatistas o los constitucionalistas. ¡qué más dará!, si ganen quienes ganen no podrán gobernar con eficacia y sin sobresaltos.
En todo caso, de una cosa sí estoy seguro: sean quienes sean los que alcancen mayoría, solo los independentistas será los más favorecidos. Porque los pocos o muchos de los secuaces que sean elegidos conseguirán cuando menos como premio a su villanía política, no solo los sustanciosos ingresos que les corresponda como parlamentarios, sino también, y esto es lo más grave: inmunidad para volver a las andadas, ¡que volverán!.
La exclusión de la mentira
» No se abrirá de verdad el horizonte de España mientras no haya esta decisión de restablecer el imperio de la veracidad, la exclusión de la mentira.»
(JULIÁN MARÍAS al aludir a la Guerra Civil)
La mentira, insistentemente repetida sin el menor pudor, con la mayor desfachatez, en un alarde de hipocresía que se defiende a sabiendas de su falsedad y que en última instancia se mantiene como error invencible, ha demostrado ser a lo largo de siglos, – ahí está la Leyenda Negra,- un arma destructiva de tremenda eficacia.
La historia se repite : El “España nos roba” de los independentistas de Cataluña es semejante a “El Imperio nos roba” de los Países Bajos a Felipe II.
Lamentablemente la mentira, y todo lo que ella lleva consigo, tiene muchos aliados, miserias del ser humano como son ; el odio, la envidia, la cobardía, los intereses personales, la corrección política, … lo que la hace enemigo difícil de vencer. Son muchos los españoles que no son conscientes de que llevamos 4 décadas estructurando y consolidando una Nueva Leyenda Negra, una vez más iniciada y alimentada desde el exterior, pero en este caso fuertemente apoyada por partidos políticos y organizaciones desde el interior, con la tolerancia de los gobiernos de la democracia.
Esta Leyenda Negra II no sólo tergiversa la Historia de 40 años del pasado siglo de forma inimaginable, si no que lleva a cabo una constante y profunda labor de desarraigo de nuestra Fe, de nuestros valores y tradiciones y de nuestro orgullo de ser españoles… “una de las pocas cosas serias en este mundo” Pues bien a mi y a muchos españoles nos gusta la verdad y nos ofende que España no sólo viva en la mentira, si no que esta se haya llegado a legalizar por Ley y que a diario se mienta descaradamente sobre la espectacular transformación que sufrió España bajo el mandato de Franco y el reconocimiento de su talla como militar y como estadista.
O es que el Sr. Rajoy ¿ no sabe lo que hubiera sido de su familia, de tantos españoles de bien y de España, de no habernos librado del comunismo ? ¿Tampoco es consciente del logro que supuso mantener a España no beligerante en la II GM? ¿O siendo presidente del gobierno no es capaz de valorar la obra realizada, calificada por sus enemigos como “el milagro español”, arrancando de cero, sin ninguna ayuda exterior y por el contrario con un bloqueo internacional?. Con su experiencia política ¿no le parece sorprendente lograr décadas de espectacular crecimiento económico y social, con una mínima carga impositiva y con plenas libertades personales, cívicas y absoluta estabilidad política?,
De la afirmación hecha anteriormente sobre Franco y su mandato, dado que su legado ahí está y las estadísticas no admiten discusión, sólo por ignorancia podría ponerse en tela de juicio lo dicho sobre la talla de Franco como estadista, ya que como militar su hoja de servicio, de la que hay irrefutable constancia, deja claro porque fue con Napoleón, el General más joven de Europa, ”La Espada más limpia de Europa” según el Mariscal Pétain y haber sido el único vencedor del comunismo en el campo de batalla.
Respecto a su talla como estadista, se puede afirmar que Francisco Franco ha sido el mejor estadista español en los dos últimos siglos, si se entiende como tal al gobernante que trabaja para la próxima generación, “ lo que le diferencia del político que lo hace pensando en las próximas elecciones “(Benjamín Disraeli, Primer Ministro de Gran Bretaña). Franco es el dirigente español, que lo hizo mirando a largo plazo, ahí están sus leyes y obras con recorrido y desarrollo a lo largo de décadas.
Nuevamente Disraeli, “el mundo está lleno de estadistas a quienes la democracia ha degradado, convirtiéndoles en políticos. ”Franco gobernó como, según Unamuno, lo hicieron los Reyes Católicos, “en democracia porque los Reyes Católicos obraron conforme a los deseos del pueblo.” Lo que supone un lujo y un arte al alcance de pocos y un inmenso regalo para el pueblo