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En una España doliente 
por Pedro González -Bueno Benítez

Son muchos los hechos acaecidos en estos últimos días que, de forma clara, manifiestan la crítica y peligrosa situación a la que se ha llevado a España. Estamos asistiendo al final de un proceso que atenta peligrosamente a la permanencia de España como nación.

El problema de Cataluña, con ser un problema grave, no hubiera tenido recorrido, a no ser por plantearse en una España que, a lo largo de los últimos años, ha sufrido el desmantelamiento, ladrillo a ladrillo, de la potente fortaleza que llegó a ser en décadas pasadas, asentada en sus 500 años de Historia.

Hace unos días José María Carrascal decía a propósito de fallos en la Constitución (ABC 28.5.2018); “El primero, que los españoles nos pusimos a montar una democracia sin saber bien lo que es. Pensábamos que se reducía a hacer todo lo contrario que había hecho Franco … ”. Y así fue y así se hizo, se montó y desarrollo una democracia poco o nada democrática (Montesquieu ha muerto), una Constitución (que incluye la palabra “nacionalidades”), basada en un sistema autonómico (nido de enfrentamiento y corrupción), y reduciéndose mayormente el quehacer político a la lucha sectaria por el poder (incluido el sometimiento al chantaje independentista), con total olvido de los pilares que sustentan a España como nación.Y rematada con la llamada Ley de Memoria Histórica que constituye un derroche manifiesto de odio vengativo.

Y como señala Carrascal, la “democracia”se implantó basando su bondad en ser la antítesis de la España lograda con Franco, instaurándose así la gran mentira , y a Franco, su autor, señalándole como el enemigo a odiar y destruir.

De lo ocurrido desde 1975 a nuestros días se deduce que la realidad que supone identificar a la España de Franco con la España Eterna, nos lleva inexorablemente a que atacando a Franco y a su obra, a quien realmente se ataca es a España.

Los partidos políticos que buscaban su desestabilización y destrucción, ante la imposibilidad, durante años, de manifestar abiertamente su verdadero objetivo, montaron la estrategia de poner a Franco y su obra como el objetivo a liquidar sin mencionar a España. La nefasta Ley de Memoria Histórica fue el instrumento, magistralmente utilizado, para dinamitar España.

Con esta política de engaño, falseando la verdad, se ha hecho creer, a una parte importante del pueblo español, sobre la crueldad de Franco y su obra, logrando además, una pasiva, cobarde e incomprensible aceptación de ello, por aquellos que saben la gran mentira que ello supone. ¡ Increíble, pero cierto!.

Hay que recordar que el único hecho que produjo una reacción (toque de atención del Rey, abanderamiento de balcones, despertar de Cataluña, etc.), fue el ataque frontal a España el 1ero. de Octubre pasado con la declaración de independencia de Cataluña. Por el contrario, no se produjo reacción, ni del Rey, ni del pueblo -salvo honrosas excepciones- ante los ataques que se realizaron durante años a España al amparo de la Ley de Memoria Histórica, derribando los pilares que desde tiempo inmemorial la hicieron gran nación.

Hoy ya, se ataca impunemente la unidad de España, sus principios religiosos, sus símbolos, su historia, sus mártires, sus héroes, sus tradiciones, …Hoy, lo que parece se puede esperar de las fuerzas políticas en el poder es una España plurinacional, o federal, o populista, o … y por la oposición poca o ninguna reacción ante tamaño dislate.

España, no hace mucho vivió tiempos semejantes, y alguien defensor de la España Una Grande y Libre, dijo : “Ellos lo tienen todo, todo menos la razón”.
Somos muchos los españoles, que inasequibles al desaliento, vivimos días de inmensa tristeza, pero en alerta y con la esperanza que da la fe en Dios y la inmortalidad de España.

 

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