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Herodes y Salomé por Luis Fernández-Villamea Silió (Periodista, director de Fuerza Nueva)

Juan el Bautista estorbaba porque tenía fama de hombre justo y portador de la Verdad. Así lo entendía hasta el propio rey Herodes, quien vivía en concubinato con la mujer de su hermano,.y el primo de Jesús el galileo no se callaba. Pedro Sánchez es como el rey de los judíos de entonces, acuciado por las deudas impagadas y siempre en peligro de embargo. Le han puesto un precio, claúsula suelo para seguir operando: Franco en el Valle de los Caídos, la Fundación que lleva su nombre y las medallas de un policía que ejerció como tal con el Caudillo y sin él. Visto desde la perspectiva de un Estado, parece algo fácil de resolver, pero, como la cabeza del Bautista, lleva en su decapitación algo más.

La Ley de Memoria Histórica fue la activación oficial, con sello y timbre registrales, del principio operativo del vuelco a la memoria y a la propia historia. Hasta el punto de que la guerra y el régimen consiguiente a la misma se erigían en punto de hostilidad y nunca de conciliación. Este dato lo puso de manifiesto de forma escandalosa y ferozmente prevaricadora el juez Garzón, quien hoy, desde la sombra, sigue dirigiendo los pasos del Gobierno en esta materia. En su momento archivó y envió a la papelera una denuncia contra Santiago Carrillo -en vida de éste- por las matanzas de Paracuellos, amparándose en la Ley de Amnistía, pero dicho principio jurídico no lo tuvo en cuenta cuando trató de procesar al mismo Franco, a sus generales y a sus ministros por sus crímenes durante y después de la contienda. Llegó a solicitar hasta la partida de defunción del que, hasta el día que escribo, yace en la basílica de Cuelgamuros.

Aquella ley de amnistía aludida no contempla en su cuerpo legislativo el genocidio, es más, lo deja fuera explícitamente, cosa que no ocurre en el caso del 18 de Julio, que originó una guerra, sí, muertes en el frente, venganzas personales, juicios sumarísimos posteriores, pero siempre mediante la constitución de tribunales y con fallos que se pueden consultar en los archivos, y que por ello no es posible anular como también pretenden. Ahí nació el primer síntoma sospechoso para el poder judicial con respecto a Garzón que más tarde le llevó a la expulsión de la carrera. Fue este asunto, y no el de las escuchas de la Gürtel -ahí llevaba razón el magistrado- el que precipitó el desenlace. Pero se manipuló para que la causa de su desdicha nunca diera la razón a una de las partes de la Memoria Histórica.

Con respecto a la exhumación de los restos de Franco y José Antonio, es casi seguro que, de llevarse a término, se hará «manu militari», es decir, más allá del «decretazo», porque por la vía legal resultará casi imposible, como se ha visto en el caso de Sanjurjo. Y eso imaginando con que contarán con el beneplácito de la Iglesia oficial, que, en el hecho aludido, su máxima representación en Pamplona, el arzobispo, se fue a Roma el día que el alcalde de la ciudad entregó los restos del militar a los cómplices terroristas de Bildu, hasta que la familia se hizo cargo de ellos. La abadía benedictina es otro cantar, bien situada en la custodia del culto y del lugar, pero pensar, ni siquiera imaginar, que desde la Conferencia Episcopal o desde Roma va a haber un pronunciamiento es más que creer en el milagro. Sirvió, sí, para llevar a Franco bajo palio, cuando él nunca lo pidió, como acto de gratitud y reconocimiento a los eclesiásticos y seglares que salvó del martirio, y a los favores que prestó durante toda su vida al culto, la predicación y el ensanche del Evangelio, Pero respetar su memoria y hasta su tumba de más de 42 años no es cosa sencilla para el rey Herodes de la actualidad, al que le piden, tras el baile de Salomé, la cabeza del justo. Y todo ello cuando la guerra civil en Cataluña es como el 23-F: la crónica anunciada de otra contienda civil. Aunque es preciso hacer una salvedad: Salomé, antes de pedir el sacrificio del inocente, consultó con su madre, y éstos danzantes de hoy no se sabe ni siquiera si tienen madre, y si la conocen ésta se llama Revancha. «¡Qué gran injusticia quieren hacer en España con Franco, que es el que salvó a Occidente del comunismo y el primero que lo venció!», ha dicho recientemente el famoso actor de Hollywood y ex gobernador de California Arnold Schwarzenegger.

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