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La Historia, maestra de vida. por José María Manrique

Me ofrece AFÁN su tribuna para hacer públicas algunas de mis reflexiones, oportunidad que agradezco y aprovecho.

Poca autoridad puedo arrogarme, salvo la de la edad, la formación profesional en la milicia y el tiempo de forzada reflexión que el desmantelamiento de los Ejércitos me ha deparado, pues, como tantos otros oficiales, a los 32 años de servicio pasé forzosamente a la reserva. Desde entonces han pasado tres lustros.

Con 55 años, salud, mucho tiempo y poco dinero (nada que ver con las prejubilaciones de mineros o casos similares), hice de la necesidad virtud y dediqué muchas horas a explicarme la Historia y la actualidad, pues ya para entonces había llegado a la conclusión de que en muchísimas ocasiones la “versión oficial” no se correspondía ni con mi pobre experiencia ni con la de otros más formados y valientes que ponían en evidencia monumentales tergiversaciones.

No es tesis nueva, aunque sí muy poco valorada, que los estudios históricos hicieron crisis fundamentalmente con el encumbramiento del “siglo de las luces”, con el triunfo de las revoluciones de impulso masónico del siglo XIX. A partir de entonces se despreciaron códices antiguos e historias asentadas bajo la excusa de la “racionalidad”, desapareciendo de un plumazo la historia de más de un milenio, a la vez que se tachaba de oscurantismo e incultura unas épocas en las que la humanidad, de mano de la cristiandad, alcanzaba cotas de progreso moral que hoy nos parecen imposibles.

De esa época anterior a la decadencia hispana, cuando el Imperio en el que “no se ponía el Sol” defendía y difundía una cristiandad de la que apenas quedan retazos, hoy la mal llamada historia académica apenas si recoge los trazos negros para amplificarlos o deformarlos aún más. Por eso comprenderán mi emoción cuando apenas hace unos días participé en Santiago de Compostela en una Misa oficiada por varios sacerdotes filipinos, tagalos de genes, que hablaban en un correcto español y rezaban el Pater noster en latín: la Hispanidad y la Cristiandad fueron ciertas y grandes, y son aún un ideal a alcanzar de nuevo.

Me propongo, pues, ir desgranando algunos acontecimientos históricos que he estudiado e investigado, pues considero que son de trascendental importancia, que debe hacerse justicia a la Historia y a nuestros antepasados, en lo buen y en lo malo, dicho sea de paso. Y, por supuesto, aprender de los errores y traiciones, que son muchas veces los que más enseñan, para evitar los que se producen o pueden producirse en nuestros días.

Y para empezar, hoy les llamaré la atención sobre unos sucesos trascendentales de nuestra historia reciente, que, seguramente y por desgracia, nadie les habrá puesto en consideración.

Primera llegada del PSOE al poder: octubre de 1982, tras el 23-F de 1981 y la autodemolición de UCD. Apenas si se disimuló el impulso regio en la dimisión de Suárez, la búsqueda de la “alternancia” (paso al PSOE) y en el mal denominado “Golpe” de los generales más monárquicos y el CESID.

2a llegada al poder: secuela y primera derivada del 11-M de 2004, caracterizado por la pasividad tanto del PP y del Jefe del Estado en investigar y controlar aquella apenas encubierta revolución “posmoderna”.

3a ascensión del PSOE: tras la sentencia del caso “Gurtel”, en contraste con la ausencia de verdadera investigación del caso de los ERE (véase las declaraciones de la Juez Alaya, https://www.elconfidencial.com/espana/andalucia/2018-05- 21/cs-pedira-explicaciones-a-susana-diaz-por-las-presiones- denunciadas-por-la-jueza-alaya_1566573/).

No creo que sean casuales los tres sucesos que cito y mucho menos las similitudes entre ellos.

Según dicen El Mundo, Rajoy «pasó sus últimas horas en el poder en el restaurante Arahy, porque necesitaba un lugar cercano a Las Cortes por si decidía finalmente intervenir, pero no en el mismo edificio del Parlamento donde los medios y la privacidad son limitados; «no es que estuviéramos allí siete horas comiendo, el presidente seguía el debate, hacía llamadas y definía la estrategia», asegura un testigo. El presidente les convenció de que era mejor no dimitir y frenar la moción, aunque parece evidente que si lo hubiera hecho, y obligado a Sánchez a intentar una investidura semanas después, los fáciles apoyos que logró el socialista no lo habrían sido tanto con el gallego ya caído».

Es llamativa esa falta de reacción de Rajoy, quien podía haber dimitido antes de la votación de la moción de censura, con lo que todo el Gobierno habría caído con él,pero quedando en funciones temporalmente (artículo 101 de la Constitución), lo que hubiera frenado la llegada automática del PSOE al poder, como se ha producido, dando tiempo a su partido para reaccionar; ¿estaba Rajoy aleccionado por la persecución de que fue objeto la impresentable presidente de la Comunidad de Madrid (Cifuentes) y temía, o sabía, la existencia de vídeos comprometedores (pongamos que de su viaje a Méjico)?. Desde luego el posterior abandono de la presidencia del partido es otro indicio revelador, como la nueva marcha de Soraya a Bilderberg.

Por cierto, me viene a la memoria lo que dijo el diputado socialista José Luis Ábalos, al parecer próximo portavoz parlamentario, cuando se hablaba de la posibilidad de que el PSOE pudiese presentar una moción de censura contra Mariano Rajoy con grupos golpistas y nacionalistas, y Podemos: «Los independentistas no pueden ser en ningún caso aliados nuestros, ni para una moción de censura. Nos apremiaron a que fuera antes del 1 de octubre y no encontraron más que nuestro rechazo, porque nosotros no tenemos tal ansia de gobernar a cuenta de la unidad de nuestro país. No es posible presentarse a una moción de censura con esos apoyos».

Para terminar, recordemos con Disraeli que «El mundo está gobernado por personajes muy diferentes de lo que se creen aquellos que no están detrás de los bastidores»(Benjamín Disraeli -1804/1881-, en su novela Coningsby, de 1844; fue un judío llamado verdaderamente Israel y el único primer ministro del Reino Unido que ha recibido un título nobiliario antes de culminar su mandato).

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