A 40 años de aquella crónica anunciada.

«Yo no tuve sufrimiento ninguno tras el 23-F; cumplí órdenes y jamás me asaltó el mínimo reproche personal contra lo que hice allí en aquella fecha»
Me decía no hace tanto Antonio Tejero por teléfono. Le había requerido porque la televisión vasca (ETB) llamó a la Productora que edita AFÁN preguntando por mí tras la conferencia que pronuncié en Cartagena sobre aquel acontecimiento en su 38 aniversario. Trató mis declaraciones con respeto luego de manifestarme que pretendían hablar con una persona que hubiese vivido aquello y que se expresase con objetividad, sin poner «verde» por sistema al protagonista de aquella irrupción en el Congreso. Me sorprendió, pero la verdad es que cumplieron. En ese mismo documento intervino también José Bono, siguiendo su línea histórica de aleluya literaria con balcones al exterior.

Ahora estamos a 40 años del hecho. El Rey de Franco dejó de serlo aquel día para convertirse en el Rey de los partidos políticos, que le ponían el bozal para algunos episodios y se lo quitaban para otros, cuando peligraba la nave que puso en marcha un Suárez despechado que, primero, nunca le perdonó la jugada de haberlo arrojado por la borda con su partido, la UCD, y, luego, el «marchemos todos por la senda constitucional» pero sin él, apartado por los ecos de los militares, a los que había engañado con aquel «Sábado Santo Rojo», y por el trajín conspirador de sus antiguos compañeros: «flechas» en unos casos, «meapilas» en otros, «mudados» de casaca y pensamiento en muchos y «aristócratas» de la cultura en casi todos… Pero, eso sí, hijos en su totalidad del más puro y reaccionario franquismo que huían como posesos del sambenito maldito de «fascistas».
Y llegamos hasta aquí
Aquello, que podía suponer un afianzamiento de la Monarquía, se ha ido deteriorando hasta la extenuación. Ha llegado al punto de que un vicepresidente del Gobierno de dicha Jefatura del Estado arremeta sin medida contra ésta. Y no porque denuncie sus abusos y corruptelas, sino porque quiere escabechinas -así lo han proclamado tanto él como su consorte- tipo La Bastilla o Rusia 1917. La libertad de expresión ha invadido las meninges de los revolucionarios burgueses de nuestros días, que quieren formar su propia casta al margen de la conocida hasta hoy.
Toda esta trama ha hecho posible que España se haya quedado sin defensas. Estos 40 años últimos han producido un deterioro constante de la vida nacional. Sus Universidades no alcanzan ningún mérito desde hace tiempo, su economía registra un paro crónico y se ha cambiado de leyes educativas tantas veces como ministros ha habido en el ramo. La televisión ha promovido el escándalo moral más fuerte en muchos de sus programas, dirigidos por auténticos degenerados, que han enseñado maldades de conducta por doquier. Mientras, los obispos han callado como canes mudos y los laicos que nos hemos tirado al ruedo por nuestra cuenta hemos visitado calabozos y Tribunales de justicia en medio del jolgorio de los demócratas oficiales, que siempre se han creído los dueños del negocio.
El Rey de Franco hoy está lejos del mundanal ruido. Se trata del coronel que, como en la novela de García Márquez, no tiene quien le escriba, acribillado por culpas adquiridas en decisiones desacertadas pero manipuladas para que su parecido con el bien y la verdad no ofrezcan duda. Hoy ya no tiene solución, cuando la piel de toro se ha convertido en tierra de pobres o de ricos, pero sin clase media que atesore la voluntad, el derecho y el deber de reaccionar. El Ejército ha dado Jefes de los Jefes de Estado Mayor de los tres Ejércitos que se dedican a cuidar el perímetro del chalet del vicepresidente del Gobierno, como un «segurata» de discoteca, y presidentes del Gobierno que van como mendigos por los corrillos europeos solicitando migajas de las que caen en el banquete.
Sin solución a la vista
Estos días hemos visto las imágenes de la aparente pacífica y festiva invasión de un Parlamento en el Capitolio norteamericano. Se le ha comparado con los de Tejero y Pavía en España. Con la diferencia de que en los nuestros no hubo víctimas y en la cuna de la Democracia hubo 5 muertos, a tiro limpio y sin contemplaciones. Los José Bono de turno que llaman hoy «chulos» a los guardias civiles de entonces mientras ensuciaban sus pantalones y sus rostros reflejaban espanto acollonado, no tienen alcance para comprender que existe otra clase de españoles que, como me decía recientemente el propio Tejero, no ha tenido ningún sufrimiento posterior por lo que hizo, porque estaba seguro de que «seguir órdenes» muy superiores, cuando se mataban cien españoles inocentes por año por capricho «territorial», era lo más indicado cuando se veía que hasta el propio Rey de Franco había errado el tiro al elegir a sus acompañantes.
Con una diferencia: todo ha ido a peor en España, y el envite de aquel teniente coronel de la Guardia Civil, al final, sólo sirvió para que el rostro fúnebre de Calvo Sotelo fuese proclamado presidente sin que, a día de hoy, como me escribía el jefe de aquel operativo en el Congreso el 23-F, «me diera las gracias».
La traición de los anglófilos

La desolación venezolana
Venezuela había concluido el año 1813 en medio del expolio, la ruina y la desolación. El comercio y las actividades económicas habían languidecido hasta la extinción. El dinero escaseaba, ya que también las exportaciones habían sufrido. Lo que circulaba era dinero de baja ley y hasta fichas de hueso llamadas «señas». El Estado obligó a las gentes a entregarle sus objetos de plata con un descuento del 25% de su valor para la acuñación de monedas que volvían a salir de circulación por las necesidades de importar bienes básicos y pertrechos de guerra. La escasez de numerario forzó al Estado a recurrir al clero, que fue obligado a entregar sus alhajas no indispensables al culto para convertirlas en moneda. El campo también padeció similar desolación. Los agricultores dejaban de cultivar por la caída general de los precios, a la par de que eran víctimas de los merodeadores que se ensañaban con ellos.
La inseguridad era total. Las fincas y haciendas eran abandonadas, por lo que el Estado procedió a confiscar muchas de ellas y a venderlas a precios ridículos. La gente se encontraba con que sus propiedades no valían nada y el dinero obtenido por ellas era devorado por la inflación. El país había quedado destrozado y las clases productivas habían huido llevándose lo poco que les quedaba. El hambre y la escasez de comida cundían. La vida social estaba paralizada; la justicia civil y criminal era inexistente, las sentencias escasas y sesgadas; los jueces, mayormente militares, corruptos o en vacancia. La contrarrevolución se había recrudecido en el año 14 y las bandas de forajidos pululaban por doquier, asaltando casas, merodeando caminos, extorsionando personas y asolándolo todo. El éxito de la secesión peligraba. Los realistas se hacían cada vez más fuertes a causa de los desmanes y abusos de los independentistas. Bolívar escribía: «Terribles días estamos atravesando: la sangre corre a torrentes: han desaparecido los tres siglos de cultura, de ilustración y de industria: por todas partes aparecen ruinas de la naturaleza o de la guerra. Parece que todos los males se han desencadenado sobre nuestros desgraciados pueblos››.
A mediados de junio la segunda batalla de La Puerta, donde el Libertador iba a ser derrotado por Boves, estaba destinada a ser la que marcaría un hito en el pensamiento político de quien posteriormente iba a alimentar la peor de las traiciones: entregar la América al enemigo secular de España, la Gran Bretaña, amén de haber propiciado, al mes siguiente, el desastre humanitario más grande hasta entonces registrado: el éxodo de Caracas que cobró la vida de miles de ciudadanos, hombres, mujeres y niños, obligados por Bolívar a huir de la ciudad y marchar durante 23 días hacia el Oriente, ¡en tanto el Libertador huía con 104 arrobas de plata labrada y alhajas que había puesto en 24 cajones y hecho embarcar en La Guaira el 7 de julio rumbo a Cumaná, producto del saqueo de las iglesias!
Allí venían custodias, copones, cálices, candelabros, joyas, pedrerías y diversos otros ornamentos sagrados que, ya estaba acordado, debían repartirse entre Bolívar y Mariño, su émulo del Oriente a donde se dirigía.
La Nueva Granada, es cierto, estaba en una situación menos angustiosa, pero también se veía el quebranto por doquier. Las noticias de que España ya estaba liberada y se aprestaba a enviar tropas a las provincias sublevadas era otra fuente de preocupación para los insurrectos. En efecto, España comenzaba a levantarse de las cenizas de la guerra contra Napoleón, quien pronto tendría que defenderse en su propio suelo, el sur de Francia, invadido por las tropas inglesas y españolas a cuya cabeza iba el general Pablo Morillo. Así que los infortunios republicanos en los campos de batalla no sorprendieron a nadie en el año 15 cuando Venezuela y La Nueva Granada en el 16 fueron pacificadas por las tropas de Pablo Morillo y los cabecillas de la rebelión neogranadina puestos en capilla y ejecutados. La ley y el orden eran restablecidos en ambos territorios.
Sin embargo, ya se respiraba en América y, particularmente en la Nueva Granada y Venezuela, nuevos aires de afectación extranjerista. Bolívar olvidaba sus facciones y origen negroide y se regodeaba en la idea de hacerse vasallo del país más negrero del mundo, Inglaterra, que había llevado la discriminación racial a límites insospechados a sus colonias americanas, discriminación que se mantendría por los siguientes dos siglos de independencia. En efecto, mientras a partir del Tratado de Utrech Inglaterra hacía crecer su flota llevando esclavos por todas las tierras del Nuevo Mundo; mientras las fábricas de Londres y Manchester escupían el humo y el hollín sobre la cara de sus habitantes; mientras los niños respiraban el aire envenenado de las fábricas y el Támesis arrastraba las inmundas aguas de la peste y se creaba el infierno sobre la tierra, los criollos, que ya habían despertado del afrancesamiento, ahora abrían los ojos a la anglofilia para comenzar a cambiar de tercio y acomodarse en el mullido colchón del vencedor de Waterloo.
Bolívar, el llamado Libertador que sería de cinco repúblicas, desde su fuga a Jamaica en 1815, veía con mayor claridad que el sometimiento a la Gran Bretaña era la respuesta contra España, devastada por la guerra contra el tirano de Europa. Bolívar era un romántico y, como todo romántico, un soñador. Creía que entregar la América a los británicos era alcanzar «la dicha eterna», como escribió en 1826. Ya en 1811, a poco de ir a Londres, entretenía la idea de que a Inglaterra mucha gracia le haría desquitarse de la injerencia española en la guerra de independencia de sus colonias del Norte. ¿Acaso no sería posible proponer a los ingleses resarcir sus pérdidas coloniales entregándoles la América española a guisa de protectorado, de factoría, de colonia o de posesión, o de lo que fuera? ¿Acaso ya no estaban en la Costa de Mosquitos en Nicaragua y aun en el Darién? ¿Y por qué no empezar por entregarles Panamá? ¿Acaso toda esa comarca, desde Cartagena a Portobelo, no sólo estaba deshabitada, sino que era altamente vulnerable? Todas estas ideas debían airearse en Londres y nadie mejor para acometer dicha tarea que Andrés Bello, teórico representante de un gobierno revolucionario triunfante. Sí, Bolívar y Miranda, debían regresar para consolidar el triunfo que hacía ver a Inglaterra como la salvadora de España, ahora que su poder aumentaba a expensas de la guerra que crecía en ferocidad en la Península.
Era la misma guerra que Bolívar ambicionaba llevar contra España en suelo americano. Había que despedazarla, cogerla en dos frentes, simultáneamente; se debía barrer su legado y hasta adoptar la lengua inglesa, no importaba que él mismo tartamudeara en ella y a duras penas se hiciera entender de los amos que buscaba. Estos eran detalles menores, sin importancia alguna. Pero, ¿y qué decir de aquello que escribía más tarde de que «la experiencia nos ha demostrado que ni aun excitado por los estímulos más seductores el siervo español ha combatido contra su dueño?» ¿No había plena demostración de que eran muy afectos a la Casa de Borbón? Sí, pero Bolívar contaba con los criollos de pura cepa, los oligarcas, los afrancesados, que fácilmente podrían cambiar de bandera y adoptar la inglesa, porque ésta era la que ahora se perfilaba victoriosa, y no hay nada más halagüeño que estar con el vencedor. ¿O acaso ya en 1816 no se estaban formando en Santa Fe clubes sociales a la inglesa, y la masonería, antes francesa, no era ahora mayormente cripto-escocesa? ¿Acaso no estaba calando que era mejor rendirse ante el poder británico que ante el poder español que iba a cobrar muy cara la traición, cobro que en 1816 estaba en marcha?
Es por esto que Bolívar en Jamaica llama a Inglaterra para que imponga un Nuevo Orden en América a partir de la derrota de los Borbones que para esta fecha ya habían vuelto a posar sus reales en España. «La gran federación americana no se puede lograr si los ingleses no la protegen con su alma y con su cuerpo», habrá de decir. Por eso también escribió a Maxwell Hyslop, el comerciante británico que le prestaba ayuda económica a cambio de promesas aéreas y de embelecos tales como que «los montes de Nueva Granada son de oro y de plata…», ¾escribió, digo, lo siguiente: «Ya es tiempo, señor, y quizás es el último período en que Inglaterra puede y debe tomar parte en la suerte de este inmenso hemisferio que va a sucumbir o exterminarse, si una nación poderosa no le presta su apoyo… pero la pérdida incalculable que va a hacer la Gran Bretaña consiste en todo el continente meridional de la América, que, protegido por sus armas y comercio, extraería de su seno, en el corto espacio de sólo diez años, más metales preciosos que los que circulan en el universo… Yo deseo continuar sirviendo a mi patria para el bien de la humanidad y el aumento del comercio británico…»
Juzgue, entonces el lector, si el verdadero sueño de Bolívar era alcanzar la libertad que él quería darle a la América española. Bolívar encarnaba el idealismo más utópico, la grandilocuencia más pueril, la abyección más servil.
Franco y el telón de aquiles de España.

Inmersa en un contexto mundial de caos e incertidumbre, España en particular, atraviesa por una situación extremadamente difícil y son los españoles, y sólo los españoles, los que tienen que resolverla (independientemente de las ayudas o ataques que pueda recibir del exterior, incluso habida cuenta de ser miembro de la Unión Europea), y para ello, lo primero que tienen que hacer es ser conscientes de eso mismo: de que es asunto de su exclusiva responsabilidad.
En segundo lugar, si pensamos que pocas soluciones se pueden dar a un problema si no se conoce el origen y causa del mismo, es fundamental que los españoles conozcan la verdadera historia de España y especialmente la que transcurre desde los años 30 del siglo pasado a nuestros días. En ese período, España vive dos radicales cambios de rumbo, como es el tránsito de decadencia a esplendor y a la inversa, cambios que son extraordinariamente aleccionadores en estos momentos, ya que se comprueba a lo largo de nuestra historia, que las circunstancias y causas que motivan esos cambios, invariable y respectivamente, se repiten en cada caso. Es curioso que últimamente se hayan publicado numerosos artículos sacando a la luz escritos y documentos sobre el rumbo de España antes y después de la Transición, documentos esclarecedores en este tenebroso túnel en el que actualmente se adentra la Historia de nuestra Patria, y concretamente de las causas que, repitiéndose, han motivado el que vivamos una vez más una España desnortada y desarmada de todos los valores que la hicieron grande. Dicho de otro modo, que el pueblo español conozca cuál es el Telón de Aquiles de esta nuestra gran nación (por cierto, bien conocido por sus enemigos) y que no es otro que la de ROMPER SU UNIDAD Y QUE DEJE DE SER DUEÑA DE SU DESTINO UNIVERSAL.
Es evidente, por una parte, que la decadencia de España en el siglo pasado culmina con la pérdida definitiva de ser dueña de su destino y de su unidad (años de influencia extranjera hasta el sometimiento a la Unión Soviética, el renacer del separatismo y el enfrentamiento entre españoles) y por otra, que el resurgir, que se inicia en 1936, se origina con la recuperación de la unidad de España y en la reafirmación de su soberanía. Esto ha quedado grabado para la Historia con las palabras pronunciadas por el Generalísimo, el 17 de Abril de 1937, proclamando el Decreto de Unificación (primera disposición de Franco como Jefe del Estado): “En el nombre sagrado de España y en el nombre de cuantos han muerto desde siglos por una España grande, única, libre y universal me dirijo a nuestro pueblo para decirle: Estamos ante una guerra que reviste, cada día más, el carácter de cruzada, de grandiosidad histórica y de lucha trascendental de pueblos y civilizaciones. Una guerra que ha elegido a España, otra vez en la Historia como campo de batalla y honor, para resolver y traer la Paz al mundo, enloquecido hoy.”
Asimismo, Franco, en sus últimas palabras al pueblo español; a Don Juan Carlos en su lecho de muerte, al que había nombrado su sucesor; y en su testamento, para constancia en la Historia, deja como última voluntad el de mantener la unidad de España, como de la más trascendental importancia para la Nación a la que dedicó su vida.
“Hemos caminado juntos en momentos mucho más críticos que los actuales y los hemos superado siempre con voluntad integradora, con confianza y, sobre todo, con esa Fe y amor a la patria que nos hacía olvidarnos de todo para mantener a toda costa la unidad. Unidad que significa sentir la convicción de que nada trascendente nos separa, unidad en el propio convencimiento de que todo lo que es importante en la vida de un español o en la Historia de nuestro pueblo nos es vitalmente común. Una misma Fe en los destinos de una Patria unida en la riqueza de su diversidad regional, en el afán de perfeccionamiento, sin necesidad de ayudas que no hemos pedido ni vamos a aceptar, de nuestro desarrollo político y en el afán de un desarrollo económico, cultural y, sobre todo social, que asegure el bienestar de los españoles y afirme su decisión de superar cualquier tipo de tensión que atente contra su propia convivencia.”
(Mensaje de Franco por el Año Nuevo de 1974).
El pueblo español, ignorante de la trascendencia que ello suponía, después de tres años de propaganda sobre las cualidades de la democracia (lo que ya, sin decirlo abiertamente, calificaba al Régimen del 18 de Julio como régimen no democrático, y con el tiempo, dictatorial), vota la Constitución de 1978 que se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, con pluralismo político y sindical, y cuya forma política es la Monarquía parlamentaria, a semejanza de las reinantes en Europa, restaurando un régimen de triste recuerdo en nuestra Historia.
España deja, en ese mismo momento, de regirse por las Leyes Fundamentales del Reino, como una democracia orgánica, unitaria, de raigambre puramente español (bajo la que, a pesar de bloqueos y acosos del extranjero, y ante su asombro, había logrado, con una unidad monolítica del pueblo español y por su propio esfuerzo, volver a ser tras cuatro décadas de paz, progreso y estabilidad política, la gran nación, en todos los órdenes, en el concierto mundial).
A estas alturas conviene recordar lo que allá por el año 1947, el Almirante Carrero Blanco expone sobre la Monarquía, en la entrevista con Don Juan de Borbón con motivo de darle a conocer e informar, debida y razonadamente, sobre la Ley de Sucesión que el Gobierno iba a someter a las Cortes : “… se trata de una monarquía tradicional -no liberal como fue la de vuestro augusto padre- adaptada a la situación actual del mundo; que la Monarquía tiene que tener una base popular, y nada más democrático que las Cortes española (a continuación, tras esa rotunda aseveración, explica la composición de las Cortes); que la monarquía no puede ser otra cosa que la continuación de Movimiento Nacional; que en España se abrió una trinchera y hay que estar de este lado de la trinchera o enfrente, lo que no es posible es estar a caballo de la trinchera; que S.A. debe pensar en que puede ser Rey de España, pero del Movimiento Nacional: católica, anticomunista, antiliberal y rabiosamente libre de toda influencia extranjera en orden a su política; los españoles no concebimos una España diferente a esta. Ante la indicación de Don Juan de que él debía hacer siempre lo que más convenía a España y que ahora tenía al extranjero como enemigo y lo tendría mientras el Caudillo la rigiera, Carrero le responde: sí, Alteza, pero esa enemistad no es contra el Caudillo por antipatía hacia su persona si no contra la España del Movimiento. Tenemos enfrente a la masonería y al comunismo y no claudicaremos ni ante una y otro, y al no podrán Vds. de Don Juan, Carrero responde: podemos y ya hemos podido, lo más que puede pasar que si el mundo se vuelve loco, se lance contra nosotros y que perezcamos. si claudicamos nos pasaría lo mismo, pero pereceríamos sin honor.”
La Constitución, tras“un proceso de socavamiento que ha sido largo porque la herencia de Franco -en definitiva la continuidad histórica de España, de su cultura, etc., -era demasiado excelente y sólida para ser destruida con facilidad” (Pio Moa), dejó abierta la posibilidad de romper su unidad (“nacionalidades”, comunidades, separatismos y enemigos ancestrales en el poder), así como la pérdida de su soberanía (imitación e influencia extranjera), poniendo en grave riesgo de rotura y destrucción, la España unida y soberana que nos legó Franco.
Pocos son hoy los españoles que saben que los enemigos de España, tanto nacionales como extranjeros, viven desde hace siglos con la obsesión de destruir la nación que a lo largo de su Historia ha hecho gala de sus creencias, principios y valores frente al mundo y ya en el siglo pasado, haber sido la única que se enfrentó y derrotó al comunismo en el campo de batalla. Y, así mismo pocos, los que son conscientes de que al ser Franco la viva representación de la España Eterna, al atacar a Franco se ataca el Talón de Aquiles de España (Unidad y Soberanía), siendo esta la verdadera razón por la que los enemigos de nuestra Patria, nacionales y extranjeros, trabajan incansables intentando borrarle de nuestra Historia.
Nunca se ha conocido en la Historia un caso de persecución y difamación de un personaje, como la llevada a cabo por los socialistas a la figura de Franco. Él que en vida derrotó, en la guerra y en la paz, a los enemigos de España, a casi medio siglo de su muerte, sigue siendo el primer enemigo a abatir para lograr su objetivo, que no es otro que la destrucción de esta centenaria y gran nación que es España. En efecto, la prioridad y urgencia del gobierno (socialista, comunista, separatista y terrorista), en promulgar leyes y disposiciones en este sentido (profanación de su tumba, Ley de Memoria Democrática, etc.), son evidente prueba de ello.
El gran error o mejor dicho la gran traición cometida en 1978, que cambió el rumbo de España, fue optar por la monarquía liberal, derrocando la tradicional, como establecía la Ley de Sucesión; y el gran error sería, hoy, el no saber que la recuperación del rumbo de España pasa por defender la figura y obra de Francisco Franco y aprender de su reciente y gloriosa Historia, de la que fue artífice, siendo ese el camino para recuperar la unidad de España y de los Españoles, necesaria para su resurgir.
La doble pandemia
En el siglo que estamos y dentro de él, en el año recientemente terminado, vivimos las dos pandemias solapadas en una sola que amenazan nuestra supervivencia como nación, la convivencia de nuestra sociedad y la riqueza de nuestro pueblo. Una pandemia es heredada e impostada en España desde el siglo XVIII, excepto los cuarenta años de interregno de Francisco Franco, y la otra, estrictamente sanitaria viene a agravar la nadería en la que transcurre nuestra existencia.
Es más grave y difícil vencer la primera que la segunda. De la segunda se sale, con la actual tecnología, en tiempo record y con coste de victimas menor que en cualquier otra pandemia anterior. De la política, veremos si somos capaces de encontrar la vacuna que nos inmunice del virus del socialismo y del independentismo, dentro de la burbuja contagiosa del liberalismo. Nada nos haría más resistentes a esta pandemia y sus letales consecuencias que la de fortalecernos con la vitamina de lo que fuimos, cuando cumplimos con el deber ser de nuestra esencia e historia.
Vivimos en una sociedad del espectáculo, dónde los medios de comunicación e información interesada lo inundan todo. Eso trasladado a la política comporta unos dirigentes mentirosos, vanidosos, irresponsables y preocupados solamente de aparentar que saben lo que hacen o dicen. En otras épocas históricas la sociedad era influida por teólogos, filósofos, jurisconsultos, escritores, poetas y profesionales de reconocida solvencia; hoy, los creadores de opinión “opinadores” conforman el marco ideológico del que beben las masas de la ideología, tertulianos, actores, cantantes, deportistas, celebridades de todo a cien etc.
Su mérito comunicacional y empático viene dado por su condición sexual o sus dotes de parlanchín y enredador. Así nutrimos el intelecto de nuestros ciudadanos y conformamos unas masas aborregadas. La moral, queda rebajada a un adecuado comportamiento social de adaptación a las pautas de conducta que se dictan desde los medios. La inteligencia, a un debate de sofistas porfiando, sobre todo, sin ser expertos en nada. Ello genera la carencia, en la sociedad civil, del necesario espíritu crítico y la aceptación del poder como un mal necesario, aunque se convierta en un mal absoluto.
“El Doctor Pandemia” puede que sea el más ajustado y meritado titulo que deba ostentar Pedro Sánchez en su exitosa carrera política. Ningún otro mérito previo se le conoce, aunque para la infra historia de nuestra Nación otros muchos títulos le estarán reservados, ninguno favorable. Desde la “traición de la Transición”, se hurtó la democracia e impuesto un régimen oligárquico de partidos, venimos soportando con resignación cristiana la Pandemia Política. Con González, se destruyeron/vendieron la enseñanza pública y las grandes industrias de la nación. Con Aznar entramos en el euro sin el menor análisis, entregó la enseñanza y malvendió los grandes monopolios públicos a las élites separatistas, además de fijar los antecedentes de la actual memoria histórica. Con Zapatero comenzó la plaga bíblica, que en nada enmendó Rajoy, posibilitando el actual desastre.
Contemplamos impávidos la destrucción moral, institucional y económica de España y, con ello, el futuro de nuestros hijos. Estamos viendo hoy, en forma absolutamente escandalosa, cómo los intereses de España y de los españoles no son tenidos en cuenta tanto en la eficaz lucha contra la pandemia sanitaria, como en la reivindicación de la plena soberanía sobre nuestro territorio (Gibraltar). Hemos demostrado en nuestra historia reciente que podemos revertir cualquier situación y poner al pueblo español en marcha y conseguir el milagro. Si fue posible una vez, puede repetirse de nuevo.
Vengo sosteniendo desde hace cuarenta años que el mayor problema que tiene nuestra nación es Las Autonomías (Autonosuyas, como les llamaba Vizcaíno Casas). Son 17 mini estados que cada vez funcionan de manera más absurda e independiente. Lo evidencia cuando llega la pandemia sanitaria y se ejemplifica la torre de babel de cada autonomía dictando unas normas, según su conveniencia política, no con criterios de interés general frente a la epidemia.
La inevitable conjunción de la pandemia política, ya existente, con la sanitaria, previsible, aunque global, nos ha colocado como los campeones del mundo en mortandad por habitante. Esa trágica ineptitud de nuestros gobernantes ha tenido unas gravísimas consecuencias para la vida y la economía de nuestra nación, agravada por el descontrol y despilfarro autonómico. Pero dirán que la culpa es del pueblo que no se tomó en serio el confinamiento. Después de educar a tres generaciones, desde 1975, de españoles en el “libre albedrio”; en la irresponsabilidad del “todo vale, si me apetece”; en el individualismo de “lo conveniente”, ahora quieren que esa juventud se asuste y discipline ante la muerte, aunque sea la de sus padres y abuelos.
La realidad objetivable como verdad, y la “verdad oficial” publicitada por todos los medios de comunicación al servicio del poder que los sostiene, han discurrido por caminos paralelos. Y no se encontrarán hasta que la verdad se imponga y la mentira no pueda ocultarse por más tiempo, ¡caiga quien caiga! La comunidad internacional fue alertada con suficiente antelación, aunque sesgada en su dimensión, sobre la gravedad de la pandemia iniciada en Wuhan (China). En enero, febrero y marzo, se recomendó a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se hiciera acopio de material sanitario, se realizaran a la población pruebas diagnosticas, se rastreara y aislaran los casos positivos y se prohibieran celebrar actos multitudinarios.
¿Qué hizo la pandemia política para evitar la pandemia sanitaria? ¡Agravarla! Fernando Simón de triste fama, desde entonces, afirmó: “España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado”. A mediados de febrero el ministro del ramo Salvador Illa, aseguraba: “Hoy no hay ninguna razón para tomar ninguna medida de salud pública adicional a las que ya estamos tomando”. Mientras le preparaban un protocolo para cadáveres del Covid-19. A semejante personaje en cualquier empresa privada o puesto de responsabilidad publica de un país serio, lo habrían fulminado inmediatamente o hecho dimitir. Aquí sigue de ministro y, a la vez, se le pretende ascender como candidato socialista a la Generalitat. ¿Está enferma la sociedad, sólo epidemiológicamente? La respuesta es sencilla. ¡No! La política agrava y de qué manera, la sanitaria.
El gobierno que disponía de todos los datos y conocía como estaba el virus propagándose por España, para no prohibir la manifestación feminista que habían auspiciado y consideraban el mayor caladero de votos, permitió el fin de semana del 8 de marzo todos los actos y eventos masivos, fueran deportivos o políticos. El resultado saldrá algún día a la luz pública y se podrá aventurar cuantas vidas se hubieran salvado de haberse adoptado las obligadas medidas de prevención, de haber primado la salud humana y el interés general sobre la política y el interés del gobierno.
La verdad terminará aplastando, como la realidad, a la mentirosa y fraudulenta política partidista de Sánchez y demás socios. El relato de los medios de comunicación afines, caminaran cada vez más desnudos ante el silencio del numero de fallecidos, de la manipulación de las cifras, de la inoperancia y grado de falsedad con que se ha actuados en hospitales y centros de salud con las mascarillas, medidas de prevención y vacunas. En esta inmensa chapuza en que han convertido España solo saldremos con el diagnostico adecuado. Si queremos minimizar costes en vidas y haciendas provocadas por la epidemia, tendremos previamente que terminar con la pandemia política que sostiene el actual sistema.
Genocidio mundial
La humanidad está inmersa en un devastador y premeditado plan de exterminio. Si en los orígenes (Génesis 1:28), se daba el mandato divino de crecimiento y multiplicación de la especie, para poblar la tierra, hoy se está provocando una inversión de la vida, un trueque por la muerte, una minoración progresiva, que provoca el quebranto de la demografía, orientada y diseñada por los entes carroñeros que, arropados en sus levitas y en sus pingües y adoradas riquezas, comandan, en las altas esferas de los centros de poder y decisión, el destino de las personas más vulnerables.
Los métodos puestos en práctica, para lograr sus macabros y perversos objetivos, son múltiples y de una crueldad y perfidia infinitas.
El fomento del aborto, despenalizado, alentado y extendido por la faz de la tierra, es la prueba evidente de sus malévolas y criminales intenciones. Se ha generalizado, con la práctica del aborto, el asesinado en masa de los seres inocentes, que estaban ya concebidos y aspiraban, con pleno derecho, a la vida de la que gozaban en su gestación hasta que fue traumáticamente interrumpida. Las expectativas vitales del feto, con el aborto, son catastróficas, violenta e impunemente truncadas con sádico instinto criminal, por los mismos quienes, farisaicamente, demonizan la pena de muerte, a la que se pudieran hacer merecedores por el genocidio que propician; por eso, despenalizan, por una parte, con su cobarde y oprobiosa actuación aniquiladora, mientras que abominan y exoneran, por otra, contra la pena de muerte a los criminales, a la que podían ser merecedores sus autores, cómplices y encubridores, por el terrible sacrificio humano que perpetran, contra los más débiles de la creación. Quienes implantan o practican el aborto, que no es más que la extirpación y muerte, por métodos violentos, de un ser vivo, en la primera fase de su existencia, son, sin paliativos, los implacables verdugos de los seres más puros, inofensivos, de las indefensas criaturas humanas, garantes y esperanza, de no haber sido liquidadas, de la vida futura que les pertenecía.
El perverso movimiento feminista, un apéndice terminal y mediático del plan exterminador, reivindica, sin rubor, el derecho a decidir, impunemente, la muerte deliberada del relevo generacional humano; es el mismo feminismo que hace desgañitar, a las mujeres que lo integran, consignas degeneradas y denigrantes, tales como “solas y borrachas queremos llegar a casa”, poniendo así de relieve su calaña. El movimiento feminista es, pues, con su libertinaje un colaborador imprescindible y necesario para la gran matanza del infanticidio terrenal.
Según fuentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los abortos provocados, asesinatos consumados, durante el año 2020 en el mundo, ascendieron a 42,6 millones de víctimas inocentes por odio desalmado de sus progenitoras e inductores; decenas y decenas de millones de seres vivos, inmaculados, fueron eliminados sin piedad, por el único “delito” de estar, alegres y confiados, llamando, con una sonrisa dibujada en sus labios, a la puerta de la vida, desde el seno materno. Sólo en España se eleva, durante ese periodo, a más de cien mil la matanza de los nasciturus. El aborto, además de ser una hecatombe humana, es un gran negocio sucio, público o privado, de elevadas y cuantiosas cifras de millones de euros, facturados por los carniceros sin escrúpulos, defensores y socios de la cultura de la muerte, con las que saquean impunemente, incluso, al erario público, que es, en definitiva, quien financia y sufraga mayoritariamente, con nuestros impuestos, el mortífero y siniestro aparato de tortura y masacre, perfectamente calculado, como es la práctica abortiva que en sus centros de salud se realizan.
Para hacer una evaluación comparativa basta citar que, mientras los crímenes por aborto, durante el año 2.020, fueron más de cuarenta y dos millones y medio de seres vivos, sin levantar aspavientos de ningún género, la pandemia de Covid 19, durante el mismo periodo de tiempo, que ha encendido la alarma universal, según los datos aportados por la OMS, ha sido de un millón ochocientos mil los muertos por su causa, y se ha armado la marimorena mundial y el desquiciamiento informativo.
El feminismo es también otro de los fenómenos contemporáneos, que va en detrimento de la procreación natural, por los efectos que provoca, al haberse erigido en un foco infecto de odio, en un semillero de lucha y encono, al pretender generar una artificial y ficticia pugna, inexistente en absoluto, entre hombres y mujeres, que son, por su propia definición y naturaleza, seres armónicos y complementarios dentro de la misma especie. Con su estrategia de la falsa tensión que propician, las virulentas y exaltadas feministas, inoculan en las relaciones humanas distanciamientos y desencuentros provocados, que repercuten en la destrucción, de la que debe ser pacífica y entrañable convivencia familiar y, en consecuencia, afecta a los futuros nacimientos, cuya base es el amor, el respeto y la dignidad de los integrantes de dicha unidad, que constituye el pilar de la célula social por antonomasia, basada en el respeto mutuo y el afecto, y no en la lucha que pregonan y alientan las desarraigadas feministas, cuyas proclamas de promiscuidad y libertinaje entroncan más con el vicio y el hedonismo, que con la responsabilidad, el buen criterio y el equilibrio sosegado y racional de las relaciones humanas y sociales, de las personas civilizadas.
Se pretende vender como un logro “progresista”, el divorcio, la ruptura y el quebranto de los matrimonios, lo efímero de las relaciones familiares, cuando el progreso social es todo lo contrario, pues lo que da estabilidad, progreso y solidez a las relaciones sentimentales y humanas, es la permanencia, el respeto, el afecto, salvo casos extremos de patológicos desequilibrios, de los miembros que integran la unidad familiar.

Si la natalidad es torpedeada en sus prolegómenos, por la práctica del aborto, para reducir la presencia de humanos sobre la faz de la tierra, otra de las medidas “progresistas” en boga, para constreñir el número de habitantes, es mediante la aplicación de la eutanasia, es decir, la aceleración e inducción de la muerte de personas mayores, ancianos y enfermos, envuelta bajo el señuelo de darles una “muerte digna”, mediante un gesto indigno como es el de anticipar la hora de su muerte, de incitar al exterminio deliberadamente, para reducir a grandes núcleos de población que consideran, los diseñadores del proyecto exterminador, inútiles para sus expectativas de lucro.
La degeneración actual, que se opone a los cánones de la normalidad natalicia, llega al extremo de contemplar incluso la pedofilia como una opción de libertad sexual, por repugnante y antinatural que sea su anomalía o tara de quien lleva a cabo tales tendencias demenciales.
Otra espita que se abre y catapulta, como signo de los tiempos de tenebrosa caducidad y decadencia de la natalidad, es la proliferación de homosexuales, propia según algunos autores de las épocas de inversión o de final de ciclo, lesbianas y transexuales, que no dejan de ser, según se constata en el repaso del proceso histórico y en las diferentes culturas, anomalías, lacras, alteraciones genéticas, mutaciones, trastornos, patologías, y aberraciones sexuales, e incluso vicios, de la naturaleza humana, en materia de procreación y una degeneración de la raza, tal y como fue concebida de forma natural y primigenia.
La homosexualidad fue considerada, históricamente, como una enfermedad psiquiátrica, hasta fecha relativamente reciente, por la Organización Mundial de la Salud, criterio de dolencia que entonces era compartido por eminentes sociólogos, sacerdotes y siquiatras. El científico alemán Richard von Kraft Ebing , la consideraba sencillamente como una “perversión sexual”. Había bastante consenso científico en tildar la homosexualidad como una patología del trastorno de la personalidad y, por tanto, una orientación sexual egodistónica –no conforme con el yo-, por apartarse de la función natural, lo que originaba, según los expertos, un conflicto de personalidad, basados en que lo natural era lo propio de la naturaleza de las cosas, lo otro no lo es, y que lo normal en el ser humano, es ser heterosexual, de cuyas relaciones depende la supervivencia de la especie, pues sus órganos genitales están diseñados para la reproducción natural. Lo que no cabe duda es que dicha conducta homosexual, si nos atenemos a la historia del pensamiento humano, fue merecedora en el transcurso de los siglos y en términos generales, del rechazo social.
Las religiones habían denostado también, desde la más remota antigüedad, la condición de la homosexualidad. En la Biblia judía (Levítico 18:22), se describen las relaciones sexuales entre varones como una “abominación”, como algo pecaminoso. El judaísmo condena su práctica en la Torá. Para la Iglesia católica, la homosexualidad fue calificada, durante siglos, como “crimen nefando”. El islam condena, expresamente, en el Corán y el Hadiz, los actos sexuales realizados entre personas del mismo sexo y la sodomía es castigada, incluso hoy, severamente, por ser considerada un delito grave.
En España se llega en la actualidad al esperpento de querer implantar en la enseñanza, para que desde la escuela más elemental se adoctrine a los párvulos, en dichas prácticas no convencionales de la procreación, para que los niños experimenten esas tendencias, para una gran parte de la población desviadas, que debilitan o anulan la descendencia y que pueden llegar, incluso, a repugnar en muchos ambientes más tradicionales y conservadores. Nada es casual y la explosión del lobby LGTBI, en una sociedad afeminada y sodomizada, es fruto de un diseño destructivo de la vida.
La propaganda, para no tener hijos, es incesante. Se va abriendo camino la pérdida del instinto paternal y maternal, los valores del milagro de la procreación de nuevas vidas, porque ello, según los destructores de la existencia humana, conlleva sacrificios y se aleja del materialismo que se inculca, sin cesar, como meta egoísta e insolidaria en los seres humanos.
Para impedir la procreación y evitar la descendencia, se han puesto en la actualidad, al alcance de todos, una serie de métodos anticonceptivos, que refuerzan el ataque biológico desatado contra el milagro de la vida, sistemas que abarcan, desde la píldora anticonceptiva y, si hay descuidos, se remata con la “píldora del día después”, para producir la hemorragia que desangra y expulsa la semilla de la vida, en caso el de haber sido fecundada; se aplica, en otros casos, el sistema intrauterino –SIU-, para evitar los embarazos; algunos utilizan, dentro de la anticoncepción, parches, anillos, implantes o inyecciones; a veces, se recurre al dispositivo intrauterino –DIU-; se ha generalizado en las relaciones sexuales el uso de los preservativos, tanto masculinos como femeninos; otros emplean el diafragma o el capuchón cervical; también es frecuente la ligadura de trompas; hay espermaticidas o aplicaciones que esterilizan; o incluso la vasectomía, por citar algunos de los recursos más comunes para imposibilitar el embarazo y posterior alumbramiento, en el mantenimiento de relaciones entre parejas heterosexuales.
Son incesantes las campañas publicitarias, abiertas o subliminales, que transmiten el mensaje reiterativo animando a la pérdida de la conciencia de la fertilidad o a la anulación de los instintos naturales de la maternidad o la paternidad, en aras de posibilitar ventajas materiales, para quienes renieguen a perpetuar la especie.
Entre las prioridades del perverso Nuevo Orden Mundial –NOM-, están todas las planificaciones metódicas referidas anteriormente y en el patético plan Kalergi, por mencionar una cita obligada de exterminio calculado, se puede también constatar las intenciones de los “elegidos” para acometer y beneficiarse de tal monstruosidad, que afecta a la supervivencia, y en ello nos va la vida.
Quien luche, pues, contra esa escoria empoderada y muchas veces invisible, que trata, de forma taimada e interesada, limitar o anular la supervivencia de la especie, estará laborando por la obra y el mandato del Supremo Creador.
El exilio anticomunista rumano en España
España se convertirá en tierra de sangre y pólvora, cuando estalle su Guerra Civil, que será un acontecimiento de relieve internacional. El bando nacional tuvo su representación rumana, al venir el héroe militar rumano, de la 1ª Guerra Mundial, el general Cantacuzino- Granicerul, para entregar su espada al general Moscardo, héroe del asedio al Alcázar de Toledo.

El militar, fue acompañado de otras siete personas, representativas del Movimiento Guardia de Hierro, fundado por Corneliu Z. Codreanu. Su segundo en el mando, Ion Mota, y sus compañeros Vasile Marin, Banica Dobre, Gheorge Clime, Alexandre Cantacuzino, Neculai Totu y el padre ortodoxo Dumitrescu. Los siete jóvenes ingresaron en la legión española, participando en los combates en los alrededores de Madrid, donde morirán Ion Mota y Vasile Marin, regresando el resto a Rumanía. Neculai Totu, escribirá el libro Notas del frente español. 1936-1937, publicado en castellano el 13 de octubre de 1970. En Mahadahonda se conserva un monumento levantado a la memoria de los dos caídos rumanos, que son homenajeados todos los años.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la ocupación soviética de Rumanía trajo la instauración de un régimen comunista en Rumanía. España se convertirá en el hogar de los rumanos exiliados del comunismo. El acuerdo cultural firmado entre ambos países servirá para poder becar a los más brillantes estudiantes, perdidos en los campos de refugiados de la postguerra. Los rumanos, eran un colectivo pequeño, pero de gran calidad intelectual por el número de estudiante y profesores refugiados en el país ibérico. Tres cuartas partes de ellos eran legionarios o simpatizantes de la Guardia de Hierro. España mantendrá el reconocimiento oficioso de quien fue el embajador rumano hasta 1944, Nicolae Dimitrescu.
La comunidad rumana siempre estuvo en el entorno del centenar de miembros, y fue dirigida por Nicolae Dumitrescu, el embajador rumano en Madrid hasta el armisticio de 1944; Alejandro Busuioceanu, consejero cultural de la legación; Aron Cotruș, consejero de prensa; George Antoniade, agregado comercial, y Traian Popescu, delegado de la Guardia de Hierro en España. A la vez, la comunidad contará con relevantes miembros como Stelian Popescu, ex ministro de Justicia en varios gabinetes de los años veinte; el aviador príncipe Constantin Cantacuzino, vicepresidente de la Comunidad Rumana en Madrid, y el príncipe Mihail Sturdza, antiguo ministro de Asuntos Exteriores durante el breve periodo del Estado legionario. En las actividades hispano-rumanas siempre participaron los generales los generales Ricardo Villalba Rubio (1892-1994), y José Díaz de Villegas y Bustamante (1894-1968), que se convirtieron en sus principales amigos. El primero será presidente de la Hermandad Hispano-Rumana. Aunque el que destacará por encima de todos será Horia Sima, sucesor de Corneliu Codreanu en la Guardia de Hierro y presidente del gobierno rumano en el exilio, vivirá en España hasta su fallecimiento en 1993.
En el campo cultural, la representatividad rumana será muy densa por la presencia de intelectuales de relieve como Aron Cotruș, Alexandru Gregorian, Alexandru Busuioceanu, Alexandru Ciorănescu, Vintilă Horia, George Uscătescu, Traian Popescu, Radu Enescu, Aurel Răuță, Traian Demetrescu y Cirilo Popovici, entre otros. La “Escuela Rumana de Madrid”, será muy ensalzada por la relevancia de sus componentes.
Durante ese tiempo, los rumanos exiliados consiguieron crear los primeros estudios de Lengua y Literatura Rumanas en Madrid y en Lisboa. En la primera, gracias al citado Alexandru Busuioceanu, y en la segunda, al filósofo Victor Buescu. También consiguieron un Boletín Rumano de Informaciones y un programa en rumano en Radio Nacional de España, cuyos delegados en Madrid fueron George Antoniade y Aron Cotrus. El abogado George Demetrescu, que había sido director general de Departamento Comercio Exterior en 1938-1941, y se exilió el 23 de agosto de 1944, siendo condenado a muerte en rebeldía, fundó en Madrid la Asociación «Amigos de Majadahonda» a la memoria de Mota y Marin. Participó como locutor en Radio Alerta, en un espacio sobre Rumanía, que se emitía diariamente durante veinte minutos, dirigido por Horia Sima, el segundo jefe nacional legionario, que vivió refugiado en España.
En 1948 el gobierno español autorizó el Comité de las Naciones Oprimidas por el Comunismo, formado por los antiguos ministros, diplomáticos y representantes de Hungría, Eslovaquia, Croacia, Bulgaria, Polonia, Rumanía y la República Checa. Desde 1947, funcionó también el Colegio Mayor Santiago Apóstol, residente en la calle Donoso Cortés, donde los estudiantes de la Europa ocupada por el ejército soviético podían terminar sus estudios en la Universidad Complutense. Entre los invitados que participaron en la formación de aquellos estudiantes centroeuropeos y balcánicos estuvieron Cirilo Popovici, que les habló de “Tendencias en el arte moderno” y Jorge Uscatescu, que lo hizo de” Aventuras de la libertad”.
Desde 1949, España mantuvo abiertas las legaciones diplomáticas oficiosas de los países que ocupados por el ejército soviético habían sido absorbidos por la URSS o habían tenido que adoptar la forma de repúblicas populares , a cuyo cargo estuvieron los ministros plenipotenciarios con funciones consulares y de relaciones públicas, que resultaron de labor importantísima en la adjudicación de documentación a los conciudadanos que huían y necesitaban aquel requisito para poder exiliarse en América.
Los mapas de Google no reflejan el Monumento de Ion Mota y Vasile Marin, pero hemos recopilado unos datos que les hará llegar al mismo.
Coordenadas :
La próxima beatificación de 4 sacerdotes Operarios Diocesanos
El pasado 30 de septiembre la Congregación para la Causa de los Santos ha promulgado el decreto concerniente al martirio de los Siervos de Dios Francisco Cástor Sojo López, Millán Garde Serrano, Manuel Galcerá Videllet y Aquilino Pastor Cambero.
Se trata de miembros de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos que dieron su vida por Cristo cuando ejercían como formadores en los seminarios de Ciudad Real, León y Baeza. Todavía queda por establecer cuándo podrá llevarse a cabo la ceremonia de beatificación.
Por su vinculación a mi diócesis de Coria-Cáceres al haber nacido en una localidad de la misma el 4 de enero de 1911 (Zarza de Granadilla), quiero referirme en particular a D. Aquilino Pastor Cambero.
Estudió en el Seminario de Coria desde 1922 a 1932 y en el Seminario Central de Toledo entre 1932 y 1934. Durante el curso 1934-1935 estuvo en la Casa de Probación de la Hermandad en Tortosa. Ingresó en la Hermandad el 1 de septiembre de 1934 y fue ordenado sacerdote en Plasencia el 25 de agosto del año siguiente. Fue enviado al Seminario de Baeza (Jaén) donde ejerció como prefecto de alumnos, profesor y bibliotecario.
El 20 de julio de 1936 el Seminario fue violentamente clausurado. Los siervos de Dios Aquilino Pastor y Manuel Galcerá, director espiritual, se refugiaron en algunas casas. El día 28 de agosto de 1936, sin que mediara juicio ni proceso alguno, don Aquilino y don Cristóbal Torres (estudiante de 21 años, presidente de Acción Católica) fueron conducidos al “Cerrillo del Aire”, a unos 9 kilómetros de Baeza, en el término municipal de Úbeda (Jaén), donde fueron asesinados. Testigos presenciales afirmaron que iba al martirio con semblante alegre y dando vivas a Cristo Rey.
Ese día se cumplía el aniversario de su primera Misa, celebrada en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Zarza de Granadilla. Tenía 25 años, y uno de sacerdote. Sus restos descansan en la cripta de la Catedral de Baeza.
Un testigo declaró en el proceso: «Era don Aquilino sacerdote de vida ejemplar, apóstol de la juventud y amante de la Eucaristía». Y otro confesó: «Perdura en mi memoria la imagen de este maravilloso sacerdote, que se distinguió siempre por su buen hacer y por su bondad. Sus contemporáneos no dudaron nunca en ensalzar las grandes cualidades de este sacerdote, tan querido por todos nosotros». Tenía, además, una gran devoción al Corazón de Jesús y se caracterizó por ser obediente y por su entrega al ministerio.
Revelaciones Privadas, Fátima y el Fin de los Tiempos. I
José María Manrique
A través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día final (Gaudium et spes, 37).
Difícil es hacer un resumen acertado del fenómeno de las Apariciones de la Virgen en Fátima, sin dejar alguna cosa importante y sin incluir interesados añadidos de muchas autoridades eclesiástica o propios. Pero es un ejercicio fundamental que debe intentarse, porque va en ello el entender nuestros días.
(Pie: Foto del milagro, con el Sol muy por debajo del cénit de mediodía. Pío XII vio el milagro años después.)
Las Revelaciones Privadas
La Iglesia reconoce las Revelaciones Privadas, es decir, apariciones, visiones, milagros y profecías sucedidos después del final de la Revelación Pública, tras la muerte del último apóstol. Pero solo aquellas que, por no oponerse a la revelación pública, han sido aprobadas por los obispos y/o el Papa, y siempre con la salvaguarda de que su contenido no forma parte del Depósito de la Fé. Su función es ayudar, en una determina época, a vivir la revelación pública más plenamente; es una ayuda para la fe, aunque no sea obligatorio usarla (Catecismo, nº 67; Normas sobre el Discernimiento de Presuntas Apariciones; Exhortación Apostólica Verbum Domini, nº 14). No es pequeño ni desdeñable el caudal de luz que aportan las Apariciones Aprobadas por la Iglesia, como son La Salette (1846), Fátima (1917), Ámsterdam (H., 1945/59; con posturas
contrapuestas de los obispos de Haarlem, Ámsterdam y la Congregación de la Doctrina de la Fe -CDF-), Akita (Japón, 1975), Betania (Venezuela, 1976), Kibeho (Ruanda, 1981) y otras, por no hablar de las aun no reconocidas formalmente (Ezquioga, Garabandal, Medjugorje -“Mediugorie”- y El Escorial, por ejemplo), todas ellas son un tesoro y una fuente valiosísima que se nos ha dado para interpretar “las señales de los tiempos” (Mateo 16:3).
Como ejemplo tenemos el Síndone de Turín o Sábana Santa, “un documento científico que confirma el dogma de la Resurrección” según el Padre Loring, S.J.: no es dogma de fé creer en él, pero las evidencias científicas que aporta robustecen lo que profesamos en el Credo, que Nuestro Señor Jesucristo fue crucificado, muerto, sepultado y resucitó.
Antecedentes
Las proféticas apariciones de la Virgen del Buen Suceso en Quito (Ecuador), a la monja concepcionista Mariana Francisca de Jesús Torres. El 2 de febrero de 1634 comunicó la difusión de las herejías en los siglos XIX y XX, que “apagarán la preciosa luz de la fe en las almas”, la gran catástrofe espiritual de toda la Iglesia y la gran impureza que saturará la atmósfera, … “provocando así toda clase de castigos, entre ellos la peste, el hambre, la pendencia entre propios y ajenos, la apostasía, perdiendo a un número considerable de almas… Habrá una guerra formidable y espantosa… Esa noche será horrorosísima, porque al parecer humano será triunfante la maldad”. Además, predijo que la infalibilidad papal sería declarada dogma de fe por el mismo Papa que proclamaría el de la Inmaculada Concepción, lo cual hizo Pío IX.
La Virgen se apareció llorando en La Salette, anunciando la corrupción de la cúpula eclesial y pidiendo la creación de la orden de los “Apóstoles de los Últimos Tiempos”.
El 17 de junio de 1689, una monja “visitandina” que sería conocida como Santa Margarita María de Alacoque tuvo una aparición del Señor en la que recibió un mensaje a transmitir a Luis XIV: que consagrara Francia al Sagrado Corazón. Ni él ni su hijo atendieron la petición y 100 años justos después estalló la Revolución Francesa (el 17 de junio de 1789, una Asamblea Nacional depuso al rey). Luis XVI realizó la consagración, pero ya era demasiado tarde. Para muchos la Revolución Francesa es la antesala del Fin de los Tiempos.
Las apariciones en Portugal
Hubo seis pariciones del Ángel de la Paz y el de Portugal antes de 1917: tres a Lucía y tres amigas en 1915, y otras tres apariciones en primavera, verano y otoño de 1916 a los tres pastorcitos, Lucía Dos Santos (10 años) y sus primos Francisco y Jacinta Marto (8/9 y 7 años); en las últimas mencionó la devoción al Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María. Y seis apariciones de la Santísima Virgen en 1917 al trío de primos: los días 13 de mayo, junio, julio, agosto (el 19, ya que el 13 estaban encarcelados, por dos días y amenazados de muerte), setiembre y octubre.
La base fundamental para su conocimiento son los textos escritos por Sor Lucía, quien en 1917 aún no había asistido a la escuela: las cuatro Memorias, escritas por mandato del Obispo Correira da Silva en 1934, 1937 y 1941 (las dos últimas), y los previos Apéndices relatando las apariciones en Pontevedra y Tuy (1927-29). La tercera parte del “secreto” fue escrita “por orden de Su Excelencia el Obispo de Leiría y de la Santísima Madre” el 3 de enero de 1944.
Francisco contemplaba las visiones, pero no podía oír los mensajes. Jacinta veía y escuchaba a la Virgen, pero no hablaba durante los mensajes; fue ella quien inicialmente reveló a sus padres la aparición.
El domingo 13 de mayo de 1917, entre otras cosas, la Virgen les pidió que volvieran durante seis meses seguidos al mismo sitio y hora. Les prometió que irían al Cielo, pronto en el caso de Jacinta y Francisco, si perseveraban en los sacrificios y la oración, especialmente el rezo diario del Rosario, por las almas en pecado y para que finalizara la Guerra Mundial. Lucía viviría “algún tiempo más”, pues “(mi Hijo) quiere servirse de ti para establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón”. Durante la aparición tuvo lugar la Primera Teofanía (aparición o manifestación de Dios):
«…cuando abrió (Nª. Sª.) las manos por primera vez, comunicándonos una luz tan intensa como el reflejo que de ellas se expandía. Esta luz nos penetró en el pecho hasta lo más íntimo de nuestra alma, haciéndonos ver a nosotros mismos en Dios, que era esa luz, más claramente que lo que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces, por un impulso interior, también comunicado, caímos de rodillas y repetimos desde desde lo más profundo: “Santísima Trinidad, yo Te adoro. Dios mío, yo amo el Santísimo Sacramento”».
Ocurrió en Cova da Iría, una hondonada a dos kilómetros de Aljustrel, su pueblo (aldea de la freguesia/parroquia de Fátima, municipio de Ourém, en el centro de Portugal).
En junio hubo una nueva Teofanía: “al decir estas últimas palabras abrió las manos y nos comunicó, por segunda vez el reflejo de aquella luz tan intensa. En ella nos veíamos como sumergidos en Dios”.
La Santísima Madre de Dios se manifestó como Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora del Carmen, la Virgen de los Dolores y el Inmaculado Corazón de María. También se aparecieron San José y Nuestro Señor bendiciendo al mundo el 13 de octubre.
Los mensajes
Según la 3ª memoria, ampliada en la 4ª, el 13 de julio la Señora les comunicó lo que se considera el Misterio/Mensajes/Secreto de Fátima. Como dice la CDF:
«… la primera y la segunda parte del “secreto” se refieren sobre todo a la aterradora visión del infierno (1ª Parte), la devoción al Corazón Inmaculado de María, la Segunda Guerra Mundial y la previsión de los daños ingentes que Rusia (2ª Parte), en su defección de la fe cristiana y en la adhesión al totalitarismo comunista, provocaría a la humanidad … Nadie en 1917 podía haber imaginado todo esto».
De nuevo la Virgen avisó de una gran revolución, la Rusa, y de los males del comunismo.
La Señora les dijo que en octubre diría quién era y lo que quería, y les anunció que haría un milagro para que todos creyeran. Luego les mostró el Infierno, por primera vez en la historia de sus apariciones:
«“Habéis visto el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI (¡1922-39!) comenzará otra peor. Cuando veáis una noche alumbrada por una luz desconocida (¡aurora boreal vista en la Península el 25-I-1938!, en plena guerra), sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al Mundo por sus crímenes por medio de la guerra, el hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia (¡NO del Mundo!) a mi Inmaculado Corazón, y la comunión reparadora de los Primeros Sábados. Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas. Por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre Me consagrará Rusia que se convertirá y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la Fe, etc. No habléis de esto con nadie. A Francisco, sí se lo podéis decir”.
Después de estas importantes declaraciones, Nuestra Señora agregó: “Cuando recéis el Rosario, diréis, después de cada misterio: ¡Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, principalmente las más necesitadas!”».
En resumen, Nª Sª les pidió sacrificios y oraciones: rezar por las almas, rezar el rosario diariamente, portar el escapulario carmelita y hacer sacrificios. También difundir la devoción a su Inmaculado Corazón. Y dio tres comunicaciones bajo secreto; el tercero permanecerá oculto, como se verá, bajo el “etcétera” que sigue a la mención a Portugal.
El 13 de octubre de 1917, alrededor de mediodía y ante más de 70.000 personas (¿100.000?), se produjo el Milagro del Sol, hecho sin precedentes ni semejanzas, anunciado por la Virgen “para que todos crean”. El “baile del Sol”, cambiando de color y girando como una rueda de fuego, arrojando luz multicolor y, por momentos, pareciendo que iba a estrellarse contra el suelo, duró unos 10 minutos y pudo verse hasta a 40 kilómetros de distancia; además, cesó la lluvia y todo quedó seco, ropa incluida. Incluso tuvo eco en el New York Times el 17 de octubre de 1917. Aquello puso a Fátima casi a la altura de revelación pública.
Primeros años tras las apariciones en Portugal
Desde 1910, fecha de la instauración de la masónica Primera República lusa (1910-1926), Portugal sufría una descarada persecución religiosa que la jerarquía eclesial apenas enfrentaba, siendo, por ello, extraordinariamente llamativo el fervor popular que desataron las apariciones. Casi inmediatamente se construyó un simple arco de maderos sobre la encina de las apariciones, además de cercarla con un murete, y de limpiar y despejar de maleza los alrededores, una carrasqueira pedregosa. El arco fue destruido en octubre de 1917 y llevado en una parodia de procesión a Santarém para ser exhibido como trofeo. Al año siguiente, Maria dos Santos Carreira y otros fieles empezaron la construcción de un pequeño oratorio, transformado en la Capelhina en primavera-verano de 1919. Esta capillita fue dinamitada el 6 de marzo de 1922, pudiéndose salvar la imagen de la Virgen del Rosario tallada en 1920, por iniciativa particular, según las indicaciones de los videntes. Lo cierto es que, para muchos, las decenas de millares de peregrinos a Cova da Iria eran una prueba tanto del fracaso de la
arrogancia jacobina de la Primera República como de la incapacidad de la jerarquía para movilizar a los católicos anteriormente.
Francisco murió el 4 de abril 1919, a los 10 años, por la arteramente mal llamada “gripe española”. Jacinta tuvo visiones personales sobre el Papa y la persecución de la Iglesia; murió el 20 de febrero de 1920 a los 9 años, también por las secuelas de la famosa “gripe”. Ambos, que tan tardíamente como en 1989 habían sido declarados “venerables”, fueron canonizados en 2017.
Para Lucía comenzó una poco detallada parte de su vida. Los primeros años viviendo, en ocasiones, con familias católicas que la protegieron y educaron. Pero el 17 de junio de 1921, D. José Alves Correira da Silva, Obispo de Leiría desde la reinstauración de la diócesis en 1920 hasta su muerte en 1957 (fue su primer y único obispado), movió el que fuera ingresada interna en el Asilo Van Zeller (Rua de Vilar, Oporto), regido por las Hermanas Doroteas. Aquel obispado había sido suprimido en 1881 y en 1984 pasó a denominarse Leiría-Fátima. Fue registrada secretamente, bajo el nombre de María das Dores -de los Dolores-, como natural de un pueblo “cerca de Lisboa”). Tres días antes, mientras estaba de viaje Lucía, lo cual fue difundido por el anticlerical periódico O Mundo, se celebró la primera Misa en Cova da Iria. En Oporto permaneció cuatro años, recibiendo la educación primaria, clases de bordado, en lo que destacó, etc.
Las ¿16? apariciones en España
Durante 21 años, la única persona que conocía los secretos de Fátima estuvo en Galicia bajo un nombre falso y lejos del revuelo causado por las apariciones. Determinada Lucía a ingresar en la Congregación de las Doroteas, cuyo noviciado estaba en Tuy debido a la expulsión de las mismas de Portugal tras la revolución de 1910, viajó a esa ciudad el 24 de octubre de 1925, pasando inmediatamente después al convento de Pontevedra como postulante. De su forma de ser entonces, se sabe que, a pesar de su apariencia algo severa, se mostró graciosa y divertida en las respuestas que dio, creando un buen ambiente en la comunidad. Allí tuvo dos apariciones, de la Virgen (el 10-XII-1925, en su celda) y del Niño Jesús (en el patio trasero del convento, al ir a tirar la basura, el 15-II-1926), relativas, respectivamente a la Devoción Reparadora del Corazón María los Cinco Primeros Sábados de mes y al Inmaculado Corazón en sí mismo.
El 16 de julio de 1926 volvió a Tuy para completar su postulantado y empezar sus dos años de noviciado con la toma de hábito el 2 de octubre de aquel año, haciendo allí su “profesión como hermana conversa” el 3 de octubre de 1928. Continuó en la misma Casa, hasta su profesión perpetua el día 3 de octubre de 1934. Allí recibió una locución de Jesús, el 17-XII-1927 en la capilla, autorizándole a escribir todo lo que le pedían sus superiores. Y, fundamentalmente, una aparición de la Sma. Trinidad y de la Sma. Virgen pidiendo la Consagración de Rusia por el Papa en unión con todos los Obispos del mundo (13-VI-1929, en la capilla).
El 17 de diciembre 1927 Nuestro Señor autorizó a Lucía revelar los dos secretos primeros. El Apéndice I fue escrito por mandato del enigmático confesor, P. “Aparicio” S.J., y el II redactado por el P. José Bernardo Gonçalves, S.J. en 1929.
Mientras, el 13 de octubre 1930, ¡tras 17 años!, Monseñor Correira da Silva declaró dignas de crédito “as visões das crianças na Cova da Iria”, permitiendo oficialmente el culto de Nª. Sª. de Fátima.
Hubo otra aparición de Jesús a finales agosto de 1931, en la capilla de la casa una amiga en Rianjo (La Coruña), donde estaba hospedada con para reponer su mala salud. En carta a Correira da Silva fechada el 29 de aquel mes, Lucía trasmitió el mensaje recibido: “Participa a mis ministros que, en vista de seguir el ejemplo del Rey de Francia (alusión a la aparición a Santa Margarita María de Alacoque), en la dilación de la ejecución de mi petición, también lo han de seguir en la aflicción (…)”. Más tarde, en otro texto relatando una comunicación íntima de Nuestro Señor, dijo haber escuchado: “No han querido atender Mi Petición… Al igual que el rey de Francia se arrepentirán, y la harán, pero ya será tarde. Rusia habrá ya esparcido sus errores por el Mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia. ¡El Santo Padre tendrá que sufrir mucho!”. Hubo bastantes más apariciones y locuciones en similar sentido.
El 3 de octubre de 1934 hizo su voto perpetuo, tomando el nombre en religión de Sor María de la Dolorosa, marchando a Pontevedra poco después. En abril de 1937 Sor Lucía estuvo un par de semanas en Tuy, pues la Madre Provincial, gravemente enferma, quería verla antes de morir.
Recordemos que el obispo ordenó a Sor Lucía que escribiera sus Memorias en 1934, 1937 y 1941.
La tercera parte del “secreto” fue escrita “por orden de Su Excelencia el Obispo de Leiría y de la Santísima Madre” el 3 de enero de 1944, dada la grave enfermedad que sufrió la monja en 1943 (pleuritis con frecuentes recaídas; al menos en otra ocasión tuvo también una enfermedad grave).
Habiéndosele ordenado volver a Portugal, el 17 de mayo de 1946 viajó con destino al “Colégio do Sardão”, en Vila Nova de Gaia (Oporto), visitando también, durante unos días, Fátima y sus alrededores. Y, final y oficialmente, como dice el prólogo del editor de sus memorias (10ª edición, 2006), “renovando antiguos deseos de retiro y soledad, alcanza del Papa Pío XII, la gracia de pasar al Carmelo de Santa Teresa en Coimbra, y a él llega el 25 de marzo de 1948 (con 41 años), para llevar una vida de oración y penitencia hasta su muerte acaecida el 13 de febrero de 2005”.
Más adelante se tratarán los detalles de su muerte, las apariciones y los secretos.
La sabia sentencia de don Benito
Jesús Villanueva Jiménez
En La batalla de los Arapiles, la décima novela de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, en boca de Gabriel Araceli —protagonista de ficción de nueve de los diez primeros episodios—, sentencia el genial literato canario: «[…] es condición de ciertas gentes no arrimarse al peligro que amenaza sino al peligro vencido, lo cual es cómodo y de gran provecho en la vida».
En Occidente se viven los más inciertos tiempos, inimaginables no hace tanto, al menos para el común de los mortales, no así para los poderosísimos urdidores del llamado “nuevo orden mundial”, puesto que son ellos los que nos conducen a la debacle. No sé, ni creo que pueda saberse a ciencia cierta qué porcentaje de la ciudadanía occidental (la de los estados islámicos, comunistas y gran parte de África, por razones obvias, gravitan en otra dimensión) ha tomado conciencia del grave peligro que amenaza nuestra libertad, incluso nuestra integridad física, en toda la amplitud de los términos. Me explicaré:
Hace un año irrumpió en el escenario mundial el ya famoso COVID-19. Conocemos la historia. Se “escapó” de un laboratorio sito en la ciudad china de Wuhan, circunstancia de la que ya no duda ningún experto decente (el gobierno criminal detuvo y encarceló a Li Wenliang, el médico que intentó alertar a otros médicos sobre el coronavirus que había descubierto, quien murió al poco contagiado del virus, según informaron las autoridades que le dieron el tiro en la nuca). Se propagó el virus, se contagiaron millones de personas en el mundo. Mueren multitud de ciudadanos, ancianos en su inmensa mayoría (por falta de atención sanitaria en las residencias, al menos en España). Los portavoces de la OMS —ese infecto antro al servicio del mejor pagador, como lo es en su conjunto Naciones Unidas y todas sus filiales—, encabezado por su director general, el terrorista etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, lacayo de Xi Jinping y de los Soros, Gates y demás poderosos urdidores del “nuevo orden mundial”, blanquean la gestión de la China comunista y aplauden, entre otras cuestiones, la construcción de un mega hospital en Nangong en tres minutos y medio. Y esto último es anecdótico.
Vienen los confinamientos indiscriminados, reclusiones anticonstitucionales —la inducción al señalamiento histérico desde los balcones y la estupidez supina desatada también desde los balcones—y con ello la conducción a una crisis económica sin precedentes, agravada en España por la utilización partidista criminal de Pedro Sánchez y su gobierno de extrema izquierda. Ese psicópata Sánchez, capaz de desollar viva a su madre si con ello se mantuviese en el poder, secuaz del mismo George Soros que le dicta sus planes de desestabilización de nuestra nación, al abrir de par en par las puertas a la africana inmigración ilegal; el mismo farsante Sánchez que regala algunos cientos de millones de euros del erario público a la fundación Bill y Melinda Gates, instrumento ejecutor del multimillonario obsesionado con la reducción de la población mundial, e igualmente obsesionado con vacunar de lo que sea, al menos, a medio planeta. ¿Pa’qué, si no, se iba a comprar Gates la farmacéutica Janssen, del todo poderosa grupo Johnson & Johnson? Sí, la misma Janssen que se da de tortas con otras farmacéuticas por hallar la vacuna contra el (o la) COVID-19. Eso de que Gates, filántropo él, lleve los últimos seis o siete años, o no sé cuántos, dando conferencias apocalípticas sobre las inminentes pandemias y la necesidad de vacunarte sobre lo que sea menester que diga él, es sólo casualidad. Como sus abrazos y besos con Xi Jinping en sus muchos viajes al paraíso asiático. De esto no se habló, ¿verdad?
Y mira tú por donde, la China comunista se infla a hacer mascarillas, material de seguridad sanitaria, pruebas de detección del virus; y, ya que estamos, a comprar empresas quebradas a precio de cabra machorra, que se dice por los rurales lugares de nuestras queridas Islas Canarias. Y cuando las economías de los estados del medio mundo donde se come todos los días, cuya ciudadanía cree vivir en libertad, caen en picado —la española más que ninguna, ¡cómo no!, ahí tenemos al gobierno rojo-frente-populista—, resulta que el PIB de la China comunista se eleva al 2’6% en el tenebroso cuarto trimestre de 2020. Es sólo casualidad. Otras más de dos o tres millones de casualidades. ¿No extrañan tales circunstancias la población que al menos lee algo?
El panorama está cojonudo, asentadito, para los que mueven los hilos del mundo. Cómo no, si han sido ellos mismitos quienes han diseñado el atrezo del macabro escenario. Ellos mismos los que han untado a los dirigentes de ese mundo cuyos ciudadanos creen vivir en libertad, para que, cual marionetas, estos gobernantes voceen el mensaje único posible; parte del pensamiento único; parte de lo políticamente correcto; redil intelectual para una población con tan altísimo espíritu crítico (entiéndaseme la ironía, por si hubiese un despistado entre los amables lectores), especialmente la española. Vereda empalizada por la que han conducido a la mayoría de esa ciudadanía, que cree vivir en libertad (reitero también muy a propósito), esos multitudinarios medios de comunicación, cuyos accionistas preferentes, por un lado o por otro, son los mismos que manejan la vaselina envenenada que favorece el establecimiento del “nuevo orden mundial”. El lavado de cerebro funciona. Se aceleran los argumentos: ¡Paga con tarjeta o con tu móvil, que las monedas y los billetes infectan! ¡Ay, qué asquito y cuánto miedo al bichito que se ha pegado al sucio billete! Otra zancada para acabar con el dinero en efectivo, contante y sonante, como han hecho en la China comunista, donde se le va a un chino un gas anti-partido y se le detecta, en un microsegundo, dónde ha comido los garbanzos y qué chorizo llevaba. Total, qué más da, si ya son legiones quienes cuentan en las redes sociales o insociales cuántos granos tienen aquí o allá, de qué forma y de qué color. Sigue ciega la ciudadanía. Sigue subyugada al compás que marca el adoctrinamiento, más atemorizada al paso del tiempo. Es parte del guión: atemorizar al ciudadano, así mucho más moldeable y manejable.
Y hablando de redes sociales, hablemos de la actuación estelar de esos todopoderosos propietarios del mundo digital, ya parte integrante de la cúpula de los que mueven los hilos del mundo (reitero muy a propósito). Esos pobladores de Silicon Valley, el aquelárrico lugar de la bahía de San Francisco donde se han juntado las centrales de las más potentes empresas del sector digital: Google, Amazon, Facebook, Twitter, entre otros. Esa actuación estelar tiene lugar, muy especialmente, cuando se acercan las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica y se intensifican en la campaña. A un lado, el presidente que trata de alcanzar su reelección, Donald Trump, defensor de la vida desde el momento de su concepción; defensor de la familia; defensor de la independencia de las naciones y de la salvaguarda de sus tradiciones, de su soberanía; enemigo de los poderosos globalistas, ese “establisment” de Washington que maneja a su antojo el Partido Demócrata, fregona de los más repugnantes vicios de muchos de sus miembros. El mismo Donald Trump que eliminó las millonarias subvenciones a la mayor organización criminal del mundo (con el permiso del Partido Comunista chino y de la Naciones Unidas), esa cadena de cuarenta y cuatro mil clínicas abortivas, esa checa de seres indefensos e inocentes a la que llaman Planned Parenthood, por cierto, propiedad del híper-multimillonario clan Rockefeller. Clan también propietario de gigantescos paquetes de acciones de farmacéuticas; Pfizer, por ejemplo. Te suena, a qué sí. ¿A quién se le ocurre meterse con los Rockefeller? ¿A quién se le ocurre no iniciar una guerra en cuatro años y dejar sin clientela a la industria armamentística, con quien tan buena y lucrativa relación tiene el clan Bush? Sí, las cosas más oscuras van de clanes.
Pues bien, el segundo protagonista de la contienda presidencial no era otro que Joe Biden, íntimo de los Obama, Clinton, Pelosi y protegido de estos y de ese “establisment” de los más altos tronos masónicos. Una joyita de viejito. Él, tan tierno y cariñoso que no puede evitar sobetear en público a niñas y señoras ajenas. Grabaciones de tales actos los hay de sobras circulando por Internet. ¿Qué no hará en privado? Varias denuncias por agresión sexual a mujeres de su entorno político, secretarias y ayudantes, tiene el machote. Cincuenta años en la política dan para mucho. Denuncias todas enterradas. Oye, mira tú, como el otro Bill, el Clinton, el marido de Hillary, o la Hilaria, como llama una buena amiga a la ex Secretaria de Estado, infatigable ocultadora de los abusos del marido. Como trataron de ocultar los medios y redes de la más abyecta progresía las corrupciones y tráfico de influencias del casi octogenario demócrata, en tiempos de su vicepresidencia con Obama. El Obama premio Novel de la Paz, del que escribió Mark Lander en The New York Times en 2016: «Cuando el presidente Barack Obama asumió el poder hace siete años, prometió poner fin a las guerras que heredó de su antecesor, George W. Bush. El 6 de mayo, a solo ocho meses de salir de la Casa Blanca, Obama alcanzó un triste hito que casi ha pasado desapercibido: lleva en guerra más tiempo que Bush o que cualquier otro presidente estadounidense». Debe ser de lo poco honesto que se ha publicado en ese periódico infecto desde su fundación. Hoy, Obama es copropietario de Netflix, nada menos. Hoy son multimillonarios él y su lenguaviperina esposa. Volviendo a Biden, el hecho de que esos negocietes con ucranianos, chinos y rusos beneficiasen a su hijo Hunter, el pobre tan aficionado a la cocaína y peores cosas, le quita hierro al asunto. ¿No? Sería por amor de padre que echa una manita al hijo descarriado. Que conste que el viejo sólo se llevaba el 50% de la millonaria tostada.
Lo cierto ha sido que a Trump lo machacaron de manera inconcebible (ya lo hicieron durante sus cuatro años de mandato) el noventa y mucho por ciento de los medios de comunicación estadounidenses, propiedad de los que manejan los hilos del mundo, esos que han urdido el “nuevo orden mundial”, donde quieren hacer y deshacer. Así como también se unieron a la masacre intelectual, al asesinato de la libertad de expresión, todas las redes sociales y empresas digitales del diabólico Silicon Valley. A machamartillo, a sangre y fuego, sin pudor, sin vergüenza, a cara descubierta, delincuencialmente. Les dio igual, tienen en sus manos el aparato del estado, a jueces y fiscales, en nómina o agarraditos por ahí, por pecaditos de esos que nadie quiere ver aireados. Machacaron a Trump, a la vez que elevaban a los altares al pedófilo, supuesto, Biden, y a su segunda, Kamala Harris. Ésta de padre jamaicano y madre india, de la India asiática, y a pesar de todo afroamericana, que mola más, por eso del Black lives matter, cuyas dirigentes también están en nómina de los globalistas, de Soros, por cierto. Kamala Harris, acérrima pro aborto, además de gran vocera (que dicen por lugares de la América española) del lobby LGTB y de la Ideología de Género que lo acompaña, todo muy pro acabemos con la familia, que siendo esta célula básica de la sana sociedad, nos hace la puñeta, educando a los hijos y enseñándoles a pensar. Ni han admitido una de las muchas pruebas de fraude electoral que presentaron los abogados de Trump. La marioneta Biden ya está en la Casa Blanca, y altos ejecutivos de Google, Facebook y Twitter se suman a su equipo de transición.
Yo creo que la puntilla a Trump se la dieron los medios de comunicación en España, las televisiones, sobre todo. No hubo tertulia ni informativo en los que no se ridiculizara o demonizara al por entonces presidente de EE.UU. De no ser por los medios progres españoles, ufff, no sé, no sé. De hecho, me consta que Trump no dormía pensando en Ferreras.
Recordaba al principio la sentencia de Galdós en boca de Gabriel Araceli, porque esa sentencia podríamos aplicársela a la mayor parte de la ciudadanía occidental, española en particular, al observar el panorama desolador. Puesto que, ante tal debacle, tal imposición del discurso único y la verdad impuesta, aprecio un atronador mayoritario silencio, un casi desaparecido espíritu crítico. Un aborregamiento inducido a través de tantas horas de teleñecos infectados.
Por cierto —permítame el amable lector este paréntesis—, ¿condenarán a la abominable alcaldesa comunista de Aguilar de la Frontera por delito de odio contra los cristianos? Y otro por cierto, ¿dónde estaban los cristianos del lugar el día del derribo de la Santa Cruz? No vi a nadie aferrarse a la Cruz. ¿Y los cobardes miembros de la Conferencia Episcopal española? Del anti Papa Bergoglio no quiero imaginar, se me acabaron los antiácidos estomacales.
Y después de lo escrito, y especialmente en lo referente a lo que sucede en suelo Patrio, a pesar del tan negro panorama, seguro estoy de que saldremos de ésta. Aunque también seguro estoy de que difícilmente lo veremos muchos, más de una generación, y de dos. Entonces será el momento de recordar la sabia sentencia de don Benito, seguro también estoy de ello.
Caballo de Troya de la “emigración”
- Jesús Calvo
Sacerdote
Es mucho más grave de lo que parece, tapado en los falsos humanitarismos populistas, este goteo incesante de invasores a Europa, desde el Sur y el Este, que incide en la inveterada y cristiana Europa.
El plan es tan satánico como sus inspiradores e «hijos de la viuda” o mejor dicho, en frase del mismo Cristo, “hijos del diablo” (Jn.8), o sea, el poder Oculto que, como hijos del padre de la Mentira, están manejando los hilos subterráneos de la economía, la política, la subversión nacional y vaticana, los medios de comunicación. Y todo ello dinamitando el orden divino, para implantar su dictadura (perdón, tiranía) del N.O.M. o Nuevo Orden Mundial, coincidente (¡Oh, qué casualidad!) con el Novus Ordo Missae, falsificador de la pureza dogmática de la Santa Misa, ya canonizada y codificada, por S. Pio V (Trento) como exenta de todo error herético y autorizada por ello, para todos los siglos, sin permiso de ninguna otra autoridad eclesiástica.
Pues hasta en eso se han infiltrado los masones, desde el mismo Vaticano, para dar gusto a los protestantes, traduciéndola a su gusto con ambigüedades doctrinales, supresiones católicas y hasta herejías camufladas en eufemismos que, bien examinados, chocan con el dogma católico, la liturgia, la libertad religiosa subjetiva y la eclesiología.
A lo que iba: la infiltración de razas, credos y “culturas” foráneas pretende según el plan Kalergi, acabar con la raza blanca europea, fusionar credos, deteriorar la familia cristiana, cuna primera de la formación de católicos y personas de digno futuro, borrar fronteras y en esencia, crear un rebaño manejable con el mestizaje de todo magma humano, no para humanizar, sino para hominizar, creando hormiguero anónimo, al mando tiránico de la economía controlada, hasta en el fichero personal, para que nadie se oponga en el pensamiento colectivista, político y hasta artístico.
Los” Protocolos de los Sabios de Sión” (léanlos si pueden encontrarlos) se están cumpliendo al pie de la letra, desde hace dos siglos o algo más, para llevar al mundo a la tiranía anticristiana masónica del Sionismo talmúdico (opuesto al Decálogo divino) y por ello, destronar al Reinado de Cristo, arrinconando todo sabor sobrenatural.
Como bien dice Gil de la Pisa en su gran análisis “La piedra roseta de la ciencia política”, tras todo fenómeno antihumano (guerras, crímenes de Estado, golpes de Estado, hambrunas…) hay que pensar en estos hilos secretos masónicos, bien resumidos en uno de sus artículos programáticos del dominio mundial de esos “Protocolos”: “Somos invencibles, porque somos invisibles” . ¿Más claro?
Ya hacía 94 años que los masones estaban esperando un Concilio como el Vaticano II, porque no lo pudieron hacer en el Vaticano l (1870) al ser descubiertos por el gran Papa Pio IX y les dio con la sartén en las narices. Tuvieron que esperar a encontrar un Papa (celebrado y llorado por la masonería) Juan XXIII, para convocar un Concilio (no dogmático), el primero en la historia católica en 2000 años, para tergiversar la Tradición Católica en varios puntos, que en un artículo como éste no puedo explicar. De ahí la desobediencia de Monseñor Lefebvre, con toda razón.
En resumen, sobre esta invasión peligrosísima para Europa y el mundo: Si las autoridades occidentales, llamadas democráticas, no ponen filtros, fronteras, frenos legales y graves castigos a la ilegalidad migratoria, no nos extrañemos que, no tardando, nos pisen en el cuello las fuerzas satánicas del fanatismo, los falsos derechos humanos (¿para quién?), o de la tiranía financiera masónica.
«Por la caridad mal entendida, viene la peste” -dicen en mi pueblo.
(Les invito a que lean el libro” ADIÓS, EUROPA», del conde Richard Kalergi, escrito por Gerd Honsik, historiador alemán, poeta y humanista: «La raza aristocrática judía” es el plan del mayor racismo mundial)
Argumentario en defensa del Valle de los Caídos
Pablo Linares Clemente
Presidente de la Asociación para la defensa del Valle de los Caídos
Resulta claro que la leyenda negra contra el Valle de los Caídos enraizó en su día ya incluso con el conjunto monumental del Valle de los Caídos recién inaugurado allá por la primavera de 1959. Esta leyenda negra la conforman aspectos todos ellos falsos y bien conocidos, la supuesta mano de obra “esclava”, los presuntos cientos de accidentes laborales con resultado de muerte, la financiación de las obras y un largo etc. Todo ello divulgado y transmitido sin el más mínimo rigor histórico y únicamente sostenido en la tradición oral de un conjunto de mentiras año tras año sin credibilidad de ningún tipo y desde luego sin sustentarse en documentación alguna, y la documentación que cuenta como se desarrolló la construcción del Valle existe, desde luego que existe.
La Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos lleva, desde el momento de su constitución, publicando el fruto de sus investigaciones en archivos públicos y privados, así como en testimonios orales de los protagonistas de la construcción del Valle. La obtenida rebate categóricamente la tradicional leyenda sobre el Valle y los mitos que la conforman.
Resumimos aquí a modo de argumentario, la verdad de lo que en su día aconteció en la construcción del monumento respondiendo de modo figurado a aquellos tópicos sobre el tema.
“EN EL VALLE DE LOS CAÍDOS TRABAJARON 20.000 PRESOS POLITICOS” ¡FALSO!
-De los 19 años de construcción del Valle de los Caídos, tan solo durante 7 de ellos hubo presencia de mano de obra reclusa, de marzo de 1943 a enero de 1950. Durante esos 10 años y 11 meses fueron poco más de 2000 los presos trabajadores en el Valle de los Caídos. El momento de más presencia de estos trabajadores de modo simultaneo corresponde al mes de abril de 1947 con 770 casos.
-Los trabajadores penados, que estaban allí de modo voluntario (había menos plazas para trabajar allí que peticiones de penados para hacerlo), cobraban el mismo salario que los obreros libres y con los mismos beneficios sociales además de los preceptivos seguros de enfermedad, etc.
-Redimían condena en una proporción que llegó a ser de 6 días redimidos por cada día trabajado en el Valle, de este modo conseguían convertir una condena a 30 años de reclusión mayor en una condena de 4 ó 5 años como mucho. También obtenían beneficios de redención extraordinarios por buena conducta y/o trabajos voluntarios también remunerados.
-Convivían con sus familias en el Valle todos aquellos que lo solicitaron, presos y libres, pre-dominando los primeros. Los hijos de los presos tenían la obligatoriedad de ser escolariza-dos en la escuela que dirigía el maestro Gonzalo de Córdoba, otro preso redimiendo condena.
-En absoluto se puede mantener la mentira de que los presos trabajadores del Valle eran presos políticos. En la inmensa mayoría de los casos se trataba de verdaderos asesinos con crímenes terribles a sus espaldas sobre todo en la retaguardia roja que fueron juzgados los años inmediatamente posteriores a la guerra y condenados en muchos de los casos a la pena capital dada la gravedad de los delitos que se les imputaba. Todos ellos fueron conmutados por penas inferiores de prisión. En el Valle llegó a haber penados cumpliendo hasta 3 condenas simultaneas de 30 años de reclusión mayor cada una de ellas previamente conmutada de la pena de muerte. A muchos de ellos no les dio tiempo a cumplir sus condenas puesto que antes de ello se acogieron a los beneficios que les otorgaba la Ley de indulto de 1958.
-Muchos de los presos que redimieron condena en el Valle y otros que obtuvieron el indulto pudieron solicitar vivienda en Madrid de las que el Consejo de Obras del Monumento Nacional a los Caídos puso a su disposición en 4 barrios de la capital. Las viviendas se entregaban en alquiler con derecho a compra, sin hipotecas bancarias de por medio. A fecha de hoy, hay descendientes de aquellos de aquellos presos viviendo en esas viviendas que el régimen se preocupó de entregar a presos y libres
“EN LA CONSTRUCCIÓN DEL VALLE MURIÓ MUCHA GENTE”
FALSO
-Es relativamente sencillo cuantificar con un margen de error mínimo, cuantas fueron las muertes en el Valle de los Caídos durante los 19 años de su construcción. Para ello, una vez más no hay más que recurrir a las fuentes primarias y cruzar la información obtenida en este sentido entre las diferentes fuentes. De este modo y recurriendo al Archivo General de Palacio (Real), Archivo General de la Administración, Archivo Parroquial de San Lorenzo de El Escorial, Registro Civil de San Lorenzo de EL Escorial y Boletín Oficial del Estado podemos cuantificar en 44 las muertes en “Cuelgamuros” durante el periodo 1940-1962. De estos 44 fallecimientos tan sólo en 16 casos pueden achacarse a accidente laboral en la construcción del monumento y de estos 16 casos tan sólo 6 de ellos fueron presos trabajadores del Valle. Los otros 10 fueron obreros libres.
En esta relación no sólo están recogidos los resultantes de accidentes fatales en el propio Valle, también están contemplados aquellos casos de fallecimientos en cualquiera de las dos clínicas de Madrid a donde se derivaban los casos que por su gravedad no podía atender el medico titular de las obras, Doctor Ángel Lausín. También se contemplan en esta relación aquellos casos de enfermedades respiratorias graves contraídas sobre todo en el proceso de horadado del Risco de la Nava en la construcción de la futura Basílica. Son los tristemente famosos casos de silicosis, enfermedad aún hoy sin tratamiento efectivo. Hay que tener en cuenta que en el Valle hubo mineros profesionales que llegaron hasta allí a trabajar desde las cuencas mineras asturiana y murciana. No es descabellado pensar que alguno de ellos pudo traer la enfermedad desde otras “minas” o contraerla en otras después de su paso por Cuelgamuros. En cualquier caso, y para no restar un ápice de objetividad a nuestro estudio, las muertes por silicosis y tuberculosis están recogidas. Fueron 6 casos.
-Creo obligado puntualizar de nuevo que los presos estuvieron allí presentes desde marzo el 43 hasta enero del 50. Las obras de la Cruz no comenzaron hasta bien entrado el año 51, por lo tanto, no hubo un solo preso trabajando en su construcción. Esto lo puntualizamos por-que hay “historiadores” que defienden que durante la construcción de la cruz “murieron muchos presos”. Una vez más, FALSO. Durante la construcción de la Cruz, afortunadamente no hubo que lamentar accidente alguno con resultado de muerte, pero de haberse producido, cosas que ya decimos que no ocurrió, nunca pudo haber sido un trabajador preso.
-Los otros 28 fallecimientos acaecidos en el Valle entre 1940 y 1962 y que sucedieron como con-secuencia de accidente laboral en las obras del monumento, corresponden a familiares de penados y libres, que como ya se ha dicho, convivían allí con los trabajadores dentro del re-cinto del Valle en los tres poblados que se dispusieron a tal efecto y en los que, por cierto, se recibían las visitas veraniegas de otros miembros de las familias a modo de “veraneo”.
De entre estos 28 fallecimientos destacamos como ejemplo los casos de los niños Francisca Pérez Fernández, de 10 meses fallecida por bronconeumonía el 13 de abril de 1944, Concepción Expósito Andrés, de dos meses, fallecida el 4 de agosto de 1956 por enterocolitis aguda o María Isabel Baquedano de tan solo un mes fallecida por bronquitis el 1 de diciembre de 1956. En el otro extremo tenemos el caso de Mariana Paz González, de 85 años fallecida el 25 de junio de 1950 por asistolia o el de Luis García Palomo, fallecido a los 78 años, el 28 de diciembre de 1947 por “asistolia por senilidad”.
La verdad solo tiene un camino.
Se nos van los héroes. En enero murió el último defensor del Alcázar que quedaba vivo.

Por desgracia, se nos van los mejores, es ley de vida. Dios lo tenga en su gloria y le pague por sus méritos en defensa de Dios y la patria. Se nos va una parte de la historia de España, la última leyenda viva que quedaba prácticamente. Honremos a nuestros héroes como se merecen e imitemos su ejemplo.
Se encerró en el Alcázar junto a otros muchos héroes. Tenía 18 años. Se reía cuando la ministra socialista Chacón decía, con motivo del traspaso del Museo del Ejército al Alcázar, que la famosa conversación telefónica mantenida por el general Moscardó con su hijo donde éste le animó a no rendirse, aunque lo fusilaban, era un mito y una «atracción para turistas». La ignorancia y maldad compiten en las huestes socialistas para defenestrar nuestra gloria historia, reescribiéndola a su antojo.
Federico Fuentes había oído en directo esta conversación histórica y heroica que forma parte de nuestra más reciente y gloriosa historia. Recordaba los inmensos bombardeos, el hambre, las penalidades y la emoción de la liberación. Y al mismo tiempo, se emocionaba también al pensar en los casi 800 soldados rojos que murieron en esa batalla por la incompetencia de los dirigentes de los partidos de izquierda, del mismo Frente Popular que hoy mal gobierna y usurpa las instituciones memócraticas.
Posteriormente, estuvo don Federico en otra inmortal gesta militar española, la División Azul, en Rusia. Él último de una estirpe de soldados y jóvenes españoles de los que ya no quedan. La juventud española de hoy en día es una infamia, moldeada por el NOM, que nada aporta ni nada vale ni en lo humano ni en lo moral. Pero afortunadamente, en otros tiempos, hubo generaciones heroicas que construyeron imperios, los defendieron, o que se alzaron por España y la salvaron.
Don Federico Fuentes Gómez de Salazar, general de Brigada, estará enterrado en la Cripta de los Defensores del Alcázar. Descanse en paz y que desde el Cielo nos ayude a librarnos de los estalinistas de hoy, como nos libró él, entre otros héroes, de los de 1936.
La religiosa Apolonia Lizárraga y Ochoa de Zabalegui
José A. Armada Sarria
General de Estado Mayor
Los días previos a la persecución abierta
La religiosa Apolonia Lizárraga y Ochoa de Zabalegui (Apolonia del Santísimo Sacramento), de 69 años, natural de Lezáun (Navarra), era Superiora General de la Congregación de Carmelitas de la Caridad. Benedicto XVI la beatificó en Roma en 2007. Durante su mandato, de 1925 a 1936, fundó 4 casas de la congregación en Francia, otras 4 en España y una en Argentina.
Durante la proclamación de la II República en muchas cartas, la Madre Apolonia alentaba a sus hijas espirituales a afrontar persecuciones que ya asomaban en una desolada España. En la primavera de 1936 escribía: “Todos dicen que se esperan cosas terribles y hay un pánico general; son tiempos de verdadera persecución contra Dios, y claro, las primeras que hemos de sufrir las consecuencias somos sus religiosas, así que bendito sea Dios que así lo permite. Él nos dará fuerzas”.
En una visita al Obispo Irurita en el Palacio Episcopal, a la vista de un tapiz que representaba el martirio de un santo, la Madre le dijo a la hermana que le acompañaba una especie de profecía: “¡Qué dichosos son los mártires! Tal vez al Señor Obispo le quepa esta suerte.”
Quema de imágenes cristianas en la plaza de Vic… conventos asaltados
La Madre Apolonia residía en el Convento de las Carmelitas de la Caridad en Vic. El 21 de julio llegaron a la “Ciutat dels sants” milicianos de Barcelona creando pavor y destrucción. Son famosas las escenas de la Plaza del Mercado donde se habían reunido miles de objetos religiosos, libros, estampas e imágenes para ser incendiados
Pronto los conventos serían asaltados e incendiados junto a muchas iglesias. La Madre Apolonia fue advertida de madrugada, el mismo día 21, de que el convento iba a ser quemado. Arriesgando su vida fue buscando refugio a las hermanas de su comunidad, especialmente a las novicias y enfermas.
Cacheada por milicianas en la estación de tren
El 2 de agosto huía a Barcelona en tren. En la estación unas milicianas obligaban a todas las mujeres a desnudarse para cachearlas buscando dinero, y hubo de pasar por ese mal trago incluso cuando llegó a la Ciudad Condal. En Barcelona recaló en casa de unas primas.
Desde ahí contactó con don Antonio Tort que a su vez tenía escondido en su casa al Obispo Irurita. El 3 de agosto de 1936 se había preparado un encuentro entre ella y el futuro obispo mártir. Pero registros y detenciones de carmelitas impidieron la reunión.
Días más tarde, la Madre Apolonia pudo entrevistarse con Monseñor Irurita en casa de la familia Tort. Pudo confesar y recibir la bendición del Santísimo.
La también martirial familia Tort intentaba gestionar los papeles para propiciar la huida del Obispo Irurita y religiosas como la Madre Apolonia. Pero todo fue inútil.
Huyendo y cambiando de refugio
La Superiora de las Carmelitas de la Caridad quedó refugiada en casa de la familia Darner. Ahí fue arrestada el 7 de septiembre a las 9 de la mañana y arrastrada al comité sito en la Calle Ancha de la capital catalana. La devolvieron a la casa, pero la misma noche fueron a buscarla. Hubo de esconderse y buscar nuevamente refugio en casa de sus primas.
Pero las milicias del POUM ya la tenían enfilada y siguieron su pista hasta localizarla. La llevaron arrestada a un Comité de control de la calle Provenza, y posteriormente a otro del Paseo de San Juan donde fue interrogada. Finalmente fue trasladada a la temible checa de San Elías, sabedora de que prácticamente nadie salía con vida, o si salía era para ser ejecutado.
A la Madre Lizárraga, vestida de seglar, le preguntaron los milicianos nada más llegar: “Tú ¿Quién eres?” y ella contestó: “Yo soy religiosa”. Esa contestación fue su sentencia de muerte.
El día 8 de septiembre, a media noche, la sacaron de su celda diciéndole: “Baja, que ahora descansarás”. En ese momento se perdió su rastro directo.
Troceada y echada a los cerdos: los testimonios
Su hermana Bonifacia Lizárraga declaró tiempo después: “En dicha checa actuaba como jefe un hombre apodado el ‘jorobado’ que cebaba cerdos con carne humana. Dicen que la Sierva de Dios fue descuartizada y que la devoraron esos inmundos animales”.
Un testimonio más directo es el de Mª Elena del Río Hijas que recogió el relato que oyó a su padre sobre el martirio de la Madre Apolonia: “Fue cogida prisionera, llevada por los milicianos a una checa, la desnudaron y la llevaron a un patio. La ataron muñecas y tobillos y fue colgada de un gancho a la pared del patio. Con un serrucho la cortaron. Ella rezaba y rogaba por sus asesinos. Estos luego dieron su cuerpo a comer a unos cerdos que tenían allí, que al poco tiempo los mataron y los comían y vendían diciendo que eran chorizos de monja”.
Otros testimonios refuerzan esta versión, pues era costumbre que algunos milicianos fueran por los bares de la zona ofreciendo “chorizo de monja”. Tal terrible muerte se debió a su negativa de apostatar de su fe.
Antonio Montero en su libro “Historia de la persecución religiosa en España” reafirma: “Actualmente se han encontrado testigos que nos refieren que estando ellos presos en la cárcel de San Elías en el año 1936, era de dominio público que el jefe de la checa, un tal ‘Jorobado’, cebaba en total unos trescientos cerdos con carne humana. Que muchos presos eran echados a dichas piaras y que la General de las Carmelitas de la Caridad, Madre Apolonia Lizárraga, fue una de dichas víctimas que aserraron, descuartizaron (en cuatro partes) y luego en trozos más pequeños fue devorada por dichos animales que en la citada checa engordaban en número de 42”.