La Europa cristiana está siendo atacada por el islam

(Publicado en Afán, junio 2019)

El pasado 15 de abril sufrió un incendio la catedral parisina de Notre Dame, que acabó con su
célebre aguja (levantada durante un proyecto de restauración en el siglo XIX), y la mayor parte del
techo de roble original del siglo XIII. La noticia se dio en los medios de comunicación de todo el
mundo, y las televisiones mantuvieron imágenes en directo durante horas. Desde el principio,
coincidieron dos aspectos del fatal acontecimiento de manera generalizada entre los medios
internacionales y las autoridades francesas: todos hablaban de Notre Dame como de una obra
arquitectónica símbolo de Francia; Macron manifestó: «Es triste ver cómo se está quemando una
parte de todos los franceses». Nadie habló de una catedral católica símbolo de la Cristiandad. Se
hablaba de Notre Dame como si lo que ardiese fuese el Louvre o el Palacio de Versalles.

Asimismo, fue unánime el difundir que el fuego se provocó de manera accidental. Aún
despedían humo los rescoldos cuando la Fiscalía de París se apresuró a comunicar a los medios
que había abierto una investigación por «destrucción involuntaria por fuego», desestimando
rotundamente que pudiese haber sido provocado. El mensaje unánime fue que no había motivos
para pensar que pudiera tratarse de un atentado, sin mencionar nunca «islamista». Revisé ese día
los diarios más importantes de Francia: Paris Match, Le Figaro, Liberation y Le Monde, y todos
mantuvieron la misma teoría marcada por el sistema. Cuando Philippe Karsenty, concejal del
distrito parisino de Neuilly, declaró en el canal estadounidense Fox News que «lo políticamente
correcto le dirá que fue un accidente», evidentemente insinuando que no lo había sido, la prensa
francesa se le echó encima acusándolo de islamófobo.

Sin embargo, la prensa no hizo referencia alguna a los precedentes recientes de ataques a
iglesias católicas en multitud de localidades del suelo galo, donde se profanan dos iglesias de
media cada día, ante la pasividad de las autoridades y el gobierno de Macron, siendo actos
perpetrados en su mayor parte por musulmanes. Tan sólo un mes antes del fuego en Notre Dame,
el domingo 17 de marzo, se había producido un incendio en la Iglesia de Saint Sulpice, la segunda 
más grande de París. Sólo en Francia, en 2017 se registraron 878 ataques a iglesias o símbolos
cristianos, y 1.063 en 2018. Profanaciones nauseabundas, imágenes destrozadas o decapitadas
decapitados, incendios provocados, etcétera. Según los testigos interrogados por la policía, los
atacantes fueron descritos como jóvenes islamistas. Esta terrible circunstancia se está dando en
toda Europa, no es exclusiva de Francia. El Instituto Gatestone publicó textualmente: «Justo antes
de Navidad de 2016, en la región alemana de Renania del Norte-Westfalia, donde reside más de
un millón de musulmanes, unas 50 estatuas públicas cristianas (incluidas las de Jesucristo) fueron
decapitadas y los crucifijos fueron destrozados». Esto es tan sólo una pequeña muestra de lo que
está sucediendo.

El martes 16 de abril por la mañana, sofocado ya el fuego, el fiscal Remy Heitz confirmó en
declaración a los medios: «Nada va en la dirección de un acto voluntario». Con cuanto cuidado
midió sus palabras, sin duda preestablecidas. Y añadió que los primeros elementos de juicio
indicaban que el incendio habría comenzado en el ático de la catedral, pero como esta parte del
edificio fue destruida en gran medida, las investigaciones no serían fáciles. Incomprensiblemente,
afirma que el incendio fue accidental, sin haber estudiado aun el lugar del comienzo del fuego. Ese
mismo martes 16, los investigadores interrogaron a treinta empleados de compañías involucradas
en la restauración de la catedral, presentes en el edificio el mismo 15 de abril, y a miembros del
personal responsable de la seguridad de la catedral. El día 20, después de que unos 30 agentes
(según la prensa) interrogara a docenas de trabajadores, guardias de seguridad, a los arquitectos, e
incluso a turistas testigos (revisando incluso sus cámaras de vídeo y fotográficas), la policía
informó de su «inclinación» a pensar en algún problema eléctrico como causa del incendio (un
corto circuito), cerca de la base de la aguja, puesto que ese día no se habían realizado trabajos de
soldadura y todos los operarios se habían marchado sobre las 18’00h, casi una hora antes del
comienzo del incendio.

The Associated Press (similar a nuestra Agencia EFE) difundió que en una reunión con
empresarios, el obispo Patrick Chauvet, rector de Notre Dame, presentó su versión de lo que podía
haber causado el fuego en Notre Dame. Según él, probablemente fuera «un error de computadora»,
sin especificar nada al respecto, agregando: «Tal vez averigüemos qué sucedió en dos o tres
meses». ¿Es de recibo semejante conclusión ante tan relevante tragedia? ¿En qué se basó para tal
afirmación? Además de mentir, lo hicieron y siguen haciéndolo torpemente.
Transcurrido más de un mes del fatal incendio, he vuelto a revisar la prensa gabacha: Paris
Match, Le Figaro, Liberation y Le Monde, y además, France24, Le Devoir, lo difundido por la
agencia de noticias Sputnik, la cadena CNews Francia, la France24, y ninguno de estos medios
habla de los resultados de la investigación. Todos los medios revisados se han mantenido en los
primeros comunicados de las autoridades. Silencio absoluto. El pensamiento único y lo
políticamente correcto pesa como una losa sobre los medios de comunicación.

Una vez más, el Instituto Gatestone arroja luz sobre esta falacia que nos hacen tragar: Si el
incendio realmente fue un accidente, es casi imposible explicar cómo comenzó. Benjamin Mouton,
el ex arquitecto jefe de Notre Dame, explicó que las reglas eran excepcionalmente estrictas y que
no se podían colocar cables o aparatos eléctricos, ni fuentes de calor en el ático. Añadió que un
sistema de alarma extremadamente sofisticado estaba en su lugar. La empresa que instaló los
andamios no utilizó soldadura y se especializó en este tipo de trabajo. El incendio se desató más
de una hora después de la partida de los trabajadores y ninguno de ellos estuvo presente. Se
esparció tan rápidamente que los bomberos que corrieron al lugar tan pronto como pudieron
llegar allí se sorprendieron . Remi Fromont, el arquitecto jefe de los monumentos históricos
franceses, dijo: «El fuego no pudo provocarse por ningún elemento presente donde comenzó. Se
necesita una carga calorífica real para alcanzar un desastre de este tipo».

Las autoridades francesas así como los medios de comunicación están mintiendo. Como
mintieron en noviembre de 2015, cuando en la noche de la masacre en la sala de fiestas Bataclan
de París, en la que los yihadistas asesinaron a 90 personas, el Departamento del Interior dijo que el
gobierno no sabía nada de lo que allí estaba sucediendo, salvo que se había producido un tiroteo.
La verdad salió a la luz solo después que ISIS proclamase la autoría de la terrible masacre. Y así y
todo, el Gobierno francés ocultó que los islamistas mutilaron genitales y amputaron los pechos a
víctimas aún vivas, hombres y mujeres, y torturaron a los heridos, mientras la policía perdía un
tiempo precioso analizando cómo entrar o no entrar a la sala de fiesta.

El incendio en Notre Dame se produjo apenas tres años después de que un comando de
mujeres yihadistas intentara destruir la catedral al accionar unos cilindros de gas natural, siendo
detenidas antes de conseguirlo. Pero de este precedente se desentienden autoridades y prensa
francesa.

¿Más precedentes lapidarios? El 5 de marzo, la basílica de St. Denis (donde descansan los
restos de todos los reyes de Francia, menos tres de ellos) fue atacada por un «refugiado»
paquistaní, que destruyó varias vidrieras y el valiosísimo órgano, considerado un tesoro nacional
construido entre 1834 y 1841. El 17 de marzo, doce días después, se produjo el incendio antes
mencionado en la iglesia Saint Sulpice, que causó graves daños, circunstancia que las autoridades
silenciaron durante días, hasta que admitieron, dadas las evidencias, que había sido provocado. ¿Y
nos tenemos que creer que Notre Dame se incendió por un chispazo eléctrico.

Europa está siendo atacada por el islamismo (que es el islam en su pura esencia) que no
tolera otras creencias, y esto es una realidad que callan gobernantes y prensa, por inicuos
intereses. El viejo continente se dirige hacia su aniquilación, la desaparición de la libertad
individual (no hay otra), libertad de pensamiento y de culto, a la muerte de la civilización judeo
cristiana, faro universal. De seguir así las cosas, Europa está abocada a su destrucción. 

 


 

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